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LITURGIA DE  LAS HORAS EN  SEMANA SANTA Y TRIDUO PASCUAL

Si quiere recibirla diariamente, por favor, apúntese aquí

Contiene el oficio propio para los tiempo Pascual extraído de la EDICIÓN TÍPICA DEL OFICIO DIVINO aprobada por la Conferencia Episcopal Española y confirmada por la Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino.

El cántico de alabanza que resuena eternamente en las moradas celestiales y que Jesucristo, sumo Sacerdote, introdujo en este destierro ha sido continuado fiel y constantemente por la Iglesia situando a Dios como centro de nuestra vida durante todas las horas del día -Liturgia de las horas- y todos los días del año -Lectio Divina-

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Liturgia de las Horas

Lectio Divina

Devocionario

Adoración

Oficio de Lecturas

 

SEMANA SANTA

Textos Comunes Domingo de Ramos Lunes Santo Martes Santo Miércoles Santo Jueves Santo

SANTO TRIDUO PASCUAL

Jueves Santo (Solemnes vísperas) Viernes Santo Sábado Santo Domingo de Resurrección

 

 

II. TEXTOS COMUNES PARA LA SEMANA SANTA

 

Vísperas

Laudes

Hora intermedia

Vísperas

HIMNO

I

¡Victoria!, tú reinarás. ¡Oh cruz, tú nos salvarás!

El Verbo en ti clavado, muriendo nos rescató;

de ti, madero santo, nos viene la redención.

Extiende por el mundo tu reino de salvación.

¡Oh cruz fecunda, fuente de vida y bendición!

Impere sobre el odio tu reino de caridad;

alcancen las naciones el gozo de la unidad.

Aumenta en nuestras almas tu reino de santidad;

el río de la gracia apague la iniquidad.

La gloria por los siglos a Cristo libertador,

su cruz nos lleva al cielo, la tierra de promisión.

II

¡Oh cruz fiel, árbol único en nobleza!

Jamás el bosque dio mejor tributo

en hoja, en flor y en fruto.

¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza

con un peso tan dulce en su corteza!

Cantemos la nobleza de esta guerra,

el triunfo de la sangre y del madero;

y un Redentor, que en trance de Cordero,

sacrificado en cruz, salvó la tierra.

Dolido mi Señor por el fracaso

de Adán, que mordió muerte en la manzana,

otro árbol señaló, de flor humana,

que reparase el daño paso a paso.

Y así dijo el Señor: «¡Vuelva la Vida,

y que el Amor redima la condena!»

La gracia está en el fondo de la pena,

y la salud naciendo de la herida.

¡Oh plenitud del tiempo consumado!

Del seno de Dios Padre en que vivía,

ved la Palabra entrando por María

en el misterio mismo del pecado.

¿Quién vio en más estrechez gloria más plena,

y a Dios como el menor de los humanos?

Llorando en el pesebre, pies y manos

le faja una doncella nazarena.

En plenitud de vida y de sendero,

dio el paso hacia la muerte porque él quiso.

Mirad de par en par el paraíso

abierto por la fuerza de un Cordero.

Al Dios de los designios de la historia,

que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza;

al que en la cruz devuelve la esperanza

de toda salvación, honor y gloria. Amén.

 

Invitatorio

Ant. Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió.

 

Laudes

HIMNO

I

¡Oh cruz fiel, árbol único en nobleza!

Jamás el bosque dio mejor tributo

en hoja, en flor y en fruto.

¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza

con un peso tan dulce en su corteza!

Vinagre y sed la boca, apenas gime;

y, al golpe de los clavos y la lanza,

un mar de sangre fluye, inunda, avanza

por tierra, mar y cielo, y los redime.

Ablándate, madero, tronco abrupto

de duro corazón y fibra inerte;

doblégate a este peso y esta muerte

que cuelga de tus ramas como un fruto.

Tú, solo entre los árboles, crecido

para tender a Cristo en tu regazo;

tú, el arca que nos salva; tú, el abrazo

de Dios con los verdugos del Ungido.

Al Dios de los designios de la historia,

que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza;

al que en la cruz devuelve la esperanza

de toda salvación, honor y gloria. Amén.

II

Jesús de María, Cordero santo,

pues miro vuestra sangre, mirad mi llanto.

¿Cómo estáis de esta suerte, decid Cordero casto,

pues, naciendo tan limpio, de sangre estáis manchado?

La piel divina os quitan las sacrílegas manos,

no digo de los hombres, pues fueron mis pecados.

Bien sé, Pastor divino, que estáis subido en alto,

para llamar con silbos tan perdido ganado.

Ya os oigo, Pastor mío, ya voy a vuestro pasto,

pues como vos os dais ningún pastor se ha dado.

¡Ay de los que se visten de sedas y brocados,

estando vos desnudo, sólo de sangre armado!

¡Ay de aquellos que manchan con violencia sus manos,

los que llenan su boca con injurias y agravios!

Nadie tendrá disculpa diciendo que cerrado

halló jamás el cielo, si el cielo va buscando.

Pues vos, con tantas puertas en pies, mano y costado,

estáis de puro abierto casi descuartizado.

¡Ay si los clavos vuestros llegaran a mí tanto

que clavaran al vuestro mi corazón ingrato!

¡Ay si vuestra corona, al menos por un rato,

pasara a mi cabeza y os diera algún descanso! Amén.

 

Hora intermedia

HIMNO

No me mueve, mi Dios, para quererte

el cielo que me tienes prometido;

ni me mueve el infierno tan temido

para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor; muéveme el verte

clavado en esa cruz y escarnecido;

muéveme el ver tu cuerpo tan herido;

muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, al fin, tu amor, y en tal manera

que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,

y, aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera;

pues, aunque lo que espero no esperara,

lo mismo que te quiero te quisiera. Amén.

 

 

_________

DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR

Semana II del Salterio

I Vísperas Laudes Hora intermedia II Vísperas  

I Vísperas (D. II)

HIMNO

¿Quién es este que viene, recién atardecido,

cubierto con su sangre como un varón que pisa los racimos?

Éste es Cristo, el Señor, convocado a la muerte,

glorificado en la resurrección.

¿Quién es este que vuelve, glorioso y malherido,

y, a precio de su muerte, compra la paz y libra a los cautivos?

Éste es Cristo, el Señor, convocado a la muerte,

glorificado en la resurrección.

Se durmió con los muertos, y reina entre los vivos;

no le venció la fosa, porque el Señor sostuvo a su Elegido.

Éste es Cristo, el Señor, convocado a la muerte,

glorificado en la resurrección.

Anunciad a los pueblos qué habéis visto y oído;

aclamad al que viene como la paz, bajo un clamor de olivos. Amén.

 

LECTURA BREVE

Ya sabéis con qué os rescataron de ese proceder inútil recibido de vuestros padres: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la creación del mundo y manifestado al final de los tiempos por vuestro bien. Por Cristo vosotros creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza. (1P 1,18-21)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Te adoramos, oh Cristo, * Y te bendecimos. Te adoramos.

V/. Porque con tu cruz has redimido al mundo. * Y te bendecimos. Gloria al Padre. Te adoramos.

 

Magníficat

ant.: Salve, Rey nuestro, Hijo de David, Redentor del mundo; ya los profetas te anunciaron como el Salvador que había de venir.

 

PRECES

Adoremos a Cristo, quien, próximo ya a su pasión, al contemplar a Jerusalén, lloró por ella, porque no había aceptado el tiempo de gracia; arrepintiéndonos, pues, de nuestros pecados, supliquémosle, diciendo:

Ten piedad de tu pueblo, Señor.

Tú que quisiste reunir a los hijos de Jerusalén, como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas,

—enséñanos a reconocer el tiempo de gracia.

No abandones a los fieles que te abandonaron,

—antes concédenos la gracia de la conversión, y volveremos a ti, Señor, Dios nuestro.

Tú que, por tu pasión, has dado con largueza la gracia al mundo,

—concédenos que, fieles a nuestro bautismo, vivamos constantemente de tu Espíritu.

Que tu pasión nos estimule a vivir renunciando al pecado,

—para que, libres de toda esclavitud, podamos celebrar santamente tu resurrección.

Tú que reinas en la gloria del Padre,

—acuérdate de los que hoy han muerto.

 

Padre nuestro.

 

Oración

Dios todopoderoso y eterno, tú quisiste que nuestro Salvador se hiciese hombre y muriese en la cruz, para mostrar al género humano el ejemplo de una vida sumisa a tu voluntad; concédenos que las enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio, y que un día participemos en su gloriosa resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Laudes (D. II)

HIMNO

El pueblo que fue cautivo

y que tu mano libera

no encuentra mayor palmera

ni abunda en mejor olivo.

Viene con aire festivo

para enramar tu victoria,

y no te ha visto en su historia,

Dios de Israel, más cercano:

ni tu poder más a mano

ni más humilde tu gloria.

¡Gloria, alabanza y honor!

Gritad: «¡Hosanna!», y haceos

como los niños hebreos

al paso del Redentor.

¡Gloria y honor

al que viene en nombre del Señor! Amén.

 

LECTURA BREVE

Alégrate, hija de Sión; canta, hija de Jerusalén; mira a tu rey que viene a ti justo y victorioso; modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de borrica. (Za 9,9)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Nos has comprado, Señor, * Con tu sangre. Nos has comprado.

V/. De toda raza, lengua, pueblo y nación. * Con tu sangre. Gloria al Padre. Nos has comprado.

 

Benedictus

ant.: Aclamemos con palmas de victoria al Señor que viene, y salgamos a su encuentro con himnos y cantos, dándole gloria y diciendo: «Bendito eres, Señor.»

 

PRECES

Adoremos a Cristo, que, al entrar en Jerusalén, fue aclamado por las multitudes como rey y mesías; acojámosle también nosotros con gozo, diciendo:

Bendito el que viene en nombre del Señor.

Hosanna a ti, Hijo de David y Rey eterno;

—hosanna a ti, vencedor de la muerte y del mal.

Tú que subiste a Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria,

—conduce a tu Iglesia a la Pascua eterna.

Tú que convertiste el madero de la cruz en árbol de vida,

—haz que los renacidos en el bautismo gocen de la abundancia de los frutos de este árbol.

Salvador nuestro, que viniste a salvar a los pecadores,

—conduce a tu reino a los que en ti creen, esperan y te aman.

 

Padre nuestro.

Oración

Dios todopoderoso y eterno, tú quisiste que nuestro Salvador se hiciese hombre y muriese en la cruz, para mostrar al género humano el ejemplo de una vida sumisa a tu voluntad; concédenos que las enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio, y que un día participemos en su gloriosa resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Hora intermedia (D. II)

Tercia

Ant. Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo.

 

LECTURA BREVE

En toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte, por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. (2Co 4,10-11)

V/. Se humillaba voluntariamente.

R/. Y no abría la boca.

 

Sexta

 Ant. Igual que el Padre me conoce, yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas.

 

LECTURA BREVE

Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo, para que, cuando se manifieste su gloria, reboséis de gozo. Si os ultrajan por el nombre de Cristo, dichosos vosotros, porque el Espíritu de la gloria, el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros. (1P 4,13-14)

V/. Él soportó nuestros sufrimientos.

R/. Y aguantó nuestras rebeliones.

 

Nona

Ant. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir; yo he de gloriarme en la cruz de mi Señor Jesucristo.

 

LECTURA BREVE

Tras un breve padecer, el mismo Dios de toda gracia, que os ha llamado en Cristo a su eterna gloria, os restablecerá, os afianzará, os robustecerá. Suyo es el poder por los siglos. Amén. (1P 5,10-11)

V/. Adoremos el signo de la cruz.

R/. Por el que recibimos la salvación.

 

II Vísperas (D. II)

LECTURA BREVE

Hermanos, a vosotros se os ha enviado este mensaje de salvación. Los habitantes de Jerusalén y sus autoridades no reconocieron a Jesús ni entendieron las profecías que se leen los sábados, pero las cumplieron al condenarlo. Aunque no encontraron nada que mereciera la muerte, le pidieron a Pilato que lo mandara ejecutar. Y, cuando cumplieron todo lo que estaba escrito de él, lo bajaron del madero y lo enterraron. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos. (Hch 13,26-30a)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Te adoramos, oh Cristo, * Y te bendecimos. Te adoramos.

V/. Porque con tu cruz has redimido al mundo. * Y te bendecimos. Gloria al Padre. Te adoramos.

 

Magníficat

ant.: «Está escrito. “Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño”; pero, cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea; allí me veréis», dice el Señor.

 

PRECES

Oremos humildemente al Salvador de los hombres, que sube a Jerusalén a sufrir su pasión para entrar así en la gloria, y digámosle:

Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.

Redentor nuestro, concédenos que, por la penitencia, nos unamos más plenamente a tu pasión,

—para que consigamos la gloria de la resurrección.

Concédenos la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos,

—para que podamos confortar a los que están atribulados, mediante el consuelo con que tú nos confortas.

Mira con bondad a aquellos que hemos escandalizado con nuestros pecados,

—ayúdalos a ellos y corrígenos a nosotros, para que resplandezca en todo tu santidad y tu amor.

Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz,

—enseña a tus fieles a ser obedientes y a tener paciencia.

Haz que los difuntos sean transformados a semejanza de tu cuerpo glorioso,

—y a nosotros danos un día participe en su felicidad.

 

Padre nuestro.

Oración

Dios todopoderoso y eterno, tú quisiste que nuestro Salvador se hiciese hombre y muriese en la cruz, para mostrar al género humano el ejemplo de una vida sumisa a tu voluntad; concédenos que las enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio, y que un día participemos en su gloriosa resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

 

LUNES SANTO

Laudes Hora intermedia    

Laudes (L. II)

 

LECTURA BREVE

Yo, como cordero manso, llevado al matadero, no sabía los planes homicidas que contra mí planeaban: «Talemos el árbol en su lozanía, arranquémoslo de la tierra vital, que su nombre no se pronuncie más.» Pero tú, Señor de los ejércitos, juzgas rectamente, pruebas las entrañas y el corazón; veré mi venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa. (Jr 11,19-20)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Nos has comprado, Señor, * Con tu sangre. Nos has comprado.

V/. De toda raza, lengua, pueblo y nación. * Con tu sangre. Gloria al Padre. Nos has comprado.

 

Benedictus

ant.: Padre justo, el mundo no te ha conocido; yo te he conocido, porque tú me enviaste.

 

PRECES

Acudamos a Cristo, nuestro Salvador, que nos redimió con su muerte y resurrección, y supliquémosle, diciendo:

Señor, ten piedad de nosotros.

Tú que subiste a Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria,

—conduce a tu Iglesia a la pascua eterna.

Tú que, elevado en la cruz, quisiste ser atravesado por la lanza del soldado,

—sana nuestras heridas.

Tú que convertiste el madero de la cruz en árbol de vida,

—haz que los renacidos en el bautismo gocen de la abundancia de los frutos de este árbol.

Tú que clavado en la cruz, perdonaste al ladrón arrepentido,

—perdónanos también a nosotros, pecadores.

 

Padre nuestro.

Oración

Dios todopoderoso, mira la fragilidad de nuestra naturaleza, y levanta nuestra débil esperanza con la fuerza de la pasión de tu Hijo. Que vive y reina contigo.

 

 

Hora intermedia (L. II)

Tercia

Ant. Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo.

 

LECTURA BREVE

Nuestros crímenes y nuestros pecados cargan sobre nosotros y por ellos nos consumimos, ¿podremos seguir con vida? «Por mi vida —oráculo del Señor—, juro que no quiero la muerte del malvado, sino que cambie de conducta y viva.» (Ez 33,10b.11a)

V/. Se humillaba voluntariamente.

R/. Y no abría la boca.

 

Sexta

Ant. Igual que el Padre me conoce, yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas.

 

LECTURA BREVE

Acuérdate de cómo estuve en tu presencia, intercediendo en su favor, para apartar de ellos tu enojo. (Jr 18,20b)

V/. Él soportó nuestros sufrimientos.

R/. Y aguantó nuestras rebeliones.

 

Nona

Ant. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir; yo he de gloriarme en la cruz de mi Señor Jesucristo.

 

LECTURA BREVE

Así dice el Señor: «Halló gracia en el desierto el pueblo escapado de la espada; camina Israel a su descanso. Con amor eterno te amé, por eso prolongué mi misericordia. Todavía te construiré, y serás reconstruida, doncella de Israel.» (Jr 31,2.3b-4a)

V/. Adoremos el signo de la cruz.

R/. Por el que recibimos la salvación.

 

Vísperas (L. II)

LECTURA BREVE

La prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros. ¡Con cuánta más razón, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvos del castigo! (Rm 5,8-9)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Te adoramos, oh Cristo, * Y te bendecimos. Te adoramos.

V/. Porque con tu cruz has redimido al mundo. * Y te bendecimos. Gloria al Padre. Te adoramos.

 

Magníficat

ant.: Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.

 

PRECES

Adoremos al Salvador de los hombres, que, muriendo, destruyó nuestra muerte y, resucitando, restauró la vida, y digámosle humildemente:

Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.

Redentor nuestro, concédenos que por la penitencia nos unamos más plenamente a tu pasión,

—para que consigamos la gloria de la resurrección.

Concédenos la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos,

—para que podamos confortar a los que están atribulados, mediante el consuelo con que tú nos confortas.

Haz que tus fieles participen en tu pasión mediante los sufrimientos de su vida,

—para que se manifiesten en ellos los frutos de tu salvación.

Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz,

—enseña a tus fieles a ser obedientes y a tener paciencia.

Haz que los difuntos sean transformados a semejanza de tu cuerpo glorioso,

—y a nosotros danos un día parte en su felicidad.

 

Padre nuestro.

Oración

Dios todopoderoso, mira la fragilidad de nuestra naturaleza, y levanta nuestra débil esperanza con la fuerza de la pasión de tu Hijo. Que vive y reina contigo.

 

MARTES SANTO

Laudes Hora intermedia Vísperas

Laudes (Ma. II)

LECTURA BREVE

Derramaré sobre la dinastía de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de clemencia. Me mirarán a mí, a quien traspasaron, harán llanto como llanto por el hijo único, y llorarán como se llora al primogénito. Aquel día será grande el luto de Jerusalén. (Za 12,10-11a)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Nos has comprado, Señor, * Con tu sangre. Nos has comprado.

V/. De toda raza, lengua, pueblo y nación. * Con tu sangre. Gloria al Padre. Nos has comprado.

 

Benedictus

ant.: Glorifícame, Padre, con la gloria que yo tenía cerca de ti, antes que el mundo existiese.

 

PRECES

Acudamos a Cristo, nuestro Salvador, que nos redimió con su muerte y resurrección, y supliquémosle, diciendo:

Señor, ten piedad de nosotros.

Tú que subiste a Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria,

—conduce a tu Iglesia a la Pascua eterna.

Tú que exaltado en la cruz quisiste ser atravesado por la lanza del soldado,

—sana nuestras heridas.

Tú que convertiste el madero de la cruz en árbol de vida,

—haz que los renacidos en el bautismo gocen de la abundancia de los frutos de este árbol.

Tú que clavado en la cruz perdonaste al ladrón arrepentido,

—perdónanos también a nosotros, pecadores.

 

Padre nuestro.

 

Oración

Dios todopoderoso y eterno, concédenos participar tan vivamente en las celebraciones de la pasión del Señor, que alcancemos tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Hora intermedia (Ma. II)

Tercia

Ant. Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo.

 

LECTURA BREVE

El mensaje de la cruz es necedad para los que están en vías de perdición; pero para los que están en vías de salvación es fuerza de Dios. Dice la Escritura: «Destruiré la sabiduría de los sabios, frustraré la sagacidad de los sagaces.» (1Co 1,18-19)

V/. Se humillaba voluntariamente.

R/. Y no abría la boca.

 

Sexta

Ant. Igual que el Padre me conoce, yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas.

 

LECTURA BREVE

Los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero, para los llamados —judíos o griegos—, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. (1Co 1,22-24)

V/. Él soportó nuestros sufrimientos.

R/. Y aguantó nuestras rebeliones.

 

Nona

Ant. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir; yo he de gloriarme en la cruz de mi Señor Jesucristo.

 

LECTURA BREVE

Lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios. (1Co 1,25.27a)

V/. Adoremos el signo de la cruz.

R/. Por el que recibimos la salvación.

 

Vísperas (Ma. II)

LECTURA BREVE

Lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Por él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención. (1Co 1,27b-30)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Te adoramos, oh Cristo, * Y te bendecimos. Te adoramos.

V/. Porque con tu cruz has redimido al mundo. * Y te bendecimos. Gloria al Padre. Te adoramos.

Magníficat, ant.: Tengo poder para entregar mi vida y tengo poder para recuperarla.

 

PRECES

Adoremos al Salvador de los hombres, que, muriendo, destruyó nuestra muerte y, resucitando, restauró la vida, y digámosle humildemente:

Santifica, Señor, el pueblo que redimiste con tu sangre.

Redentor nuestro, concédenos que, por la penitencia, nos unamos más plenamente a tu pasión,

—para que consigamos la gloria de la resurrección.

Concédenos la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos,

—para que podamos confortar a los que están atribulados, mediante el consuelo con que tú nos confortas.

Haz que tus fieles participen en tu pasión mediante los sufrimientos de su vida,

—para que se manifiesten en ellos los frutos de tu salvación.

Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz,

—enseña a tus fieles a ser obedientes y a tener paciencia.

Haz que los difuntos sean transformados a semejanza de tu cuerpo glorioso,

—y a nosotros danos un día parte en su felicidad.

 

Padre nuestro.

Oración

Dios todopoderoso y eterno, concédenos participar tan vivamente en las celebraciones de la pasión del Señor, que alcancemos tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

 

MIÉRCOLES SANTO

Laudes Hora intermedia Vísperas

Laudes (Mi. II)

LECTURA BREVE

El Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. (Is 50,5-7)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Nos has comprado, Señor, * Con tu sangre. Nos has comprado.

V/. De toda raza, lengua, pueblo y nación. * Con tu sangre. Gloria al Padre. Nos has comprado.

 

Benedictus

ant.: La sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo.

 

PRECES

Acudamos a Cristo, nuestro Salvador, que nos redimió con su muerte y resurrección, y supliquémosle, diciendo:

Señor, ten piedad de nosotros.

Tú que subiste a Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria,

—conduce a tu Iglesia a la Pascua eterna.

Tú que, exaltado en la cruz, quisiste ser atravesado por la lanza del soldado,

—sana nuestras heridas.

Tú que convertiste el madero de la cruz en árbol de vida,

—haz que los renacidos en el bautismo gocen de la abundancia de los frutos de este árbol.

Tú que, clavado en la cruz perdonaste al ladrón arrepentido,

—perdónanos también a nosotros, pecadores.

 

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que, para librarnos del poder del enemigo, quisiste que tu Hijo muriera en la cruz, concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Hora intermedia (Mi. II)

Tercia

Ant. Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo.

 

LECTURA BREVE

Dios, nuestro Salvador, quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Pues Dios es uno, y uno solo es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos: éste es el testimonio en el tiempo apropiado. (1Tm 2,4-6)

V/. Se humillaba voluntariamente.

R/. Y no abría la boca.

 

Sexta

Ant. Igual que el Padre me conoce, yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas.

LECTURA BREVE

Cristo no buscó su propia satisfacción; al contrario, como dice la Escritura:«Las afrentas con que te afrentaban cayeron sobre mí.» (Rm 15,3)

V/. Él soportó nuestros sufrimientos.

R/. Y aguantó nuestras rebeliones.

 

Nona

Ant. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir; yo he de gloriarme en la cruz de mi Señor Jesucristo.

 

LECTURA BREVE

Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos. La segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado, a los que lo esperan, para salvarlos. (Hb 9,28)

V/. Adoremos el signo de la cruz.

R/. Por el que recibimos la salvación.

 

Vísperas (Mi. II)

LECTURA BREVE

Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios osperdonó en Cristo. Sed imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en elamor, como Cristo os amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación yvíctima de suave olor. (Ef 4,32-5,2)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Te adoramos, oh Cristo, * Y te bendecimos. Te adoramos.

V/. Porque con tu cruz has redimido al mundo. * Y te bendecimos. Gloria al Padre. Te adoramos.

 

Magníficat,

ant.: El Maestro dice: «Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos.»

 

PRECES

Adoremos al Salvador de los hombres, que, muriendo, destruyó nuestra muerte y, resucitando, restauró la vida, y digámosle humildemente:

Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.

Redentor nuestro, concédenos que, por la penitencia, nos unamos más plenamente a tu pasión,

—para que consigamos la gloria de la resurrección.

Concédenos la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos,

—para que podamos confortar a los que están atribulados, mediante el consuelo con que tú nos confortas.

Haz que tus fieles participen en tu pasión mediante los sufrimientos de su vida,

—para que se manifiesten en ellos los frutos de tu salvación.

Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte y una muerte de cruz,

—enseña a tus fieles a ser obedientes y a tener paciencia.

Haz que los difuntos sean transformados a semejanza de tu cuerpo glorioso,

—y a nosotros danos un día parte en su felicidad.

 

Padre nuestro.

 

Oración

Oh Dios, que, para librarnos del poder del enemigo, quisiste que tu Hijo muriera en la cruz, concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

 

JUEVES SANTO

Laudes Hora intermedia Vísperas

 

Laudes (J. II)

LECTURA BREVE

Vemos a Jesús coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Así, por la gracia de Dios, ha padecido la muerte para bien de todos. Dios, para quien y por quien existe todo, juzgó conveniente, para llevar a una multitud de hijos a la gloria, perfeccionar y consagrar con sufrimientos al guía de su salvación. (Hb 2,9b-10)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Nos has comprado, Señor, * Con tu sangre. Nos has comprado.

V/. De toda raza, lengua, pueblo y nación. * Con tu sangre. Gloria al Padre. Nos has comprado.

 

Benedictus,

ant.: He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer.

 

PRECES

Oremos a Cristo, Sacerdote eterno, a quien el Padre ungió con el Espíritu Santo para que proclamara la redención a los cautivos, y digámosle:

Señor, ten piedad.

Tú que subiste a Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria,

—conduce a tu Iglesia a la Pascua eterna.

Tú que exaltado en la cruz quisiste ser atravesado por la lanza del soldado,

—sana nuestras heridas.

Tú que convertiste el madero de la cruz en árbol de vida,

—haz que los renacidos en el bautismo gocen de la abundancia de los frutos de este árbol.

Tú que clavado en la cruz perdonaste al ladrón arrepentido,

—perdónanos también a nosotros, pecadores.

 

Padre nuestro.

Oración

Nuestra salvación, Señor, es quererte y amarte; danos la abundancia de tus dones y, así como por la muerte de tu Hijo esperamos alcanzar lo que nuestra fe nos promete, por su gloriosa resurrección concédenos obtener lo que nuestro corazón desea. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

 

Hora intermedia (J. II)

Tercia

Ant. Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo.

 

LECTURA BREVE

Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado. (Hb 4,14-15)

V/. Se humillaba voluntariamente.

R/. Y no abría la boca.

 

Sexta

Ant. Igual que el Padre me conoce, yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas.

 

LECTURA BREVE

Tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer sacrificios cada día —como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo—, porque Jesucristo, Señor nuestro, lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. (Hb 7,26-27)

V/. Él soportó nuestros sufrimientos.

R/. Y aguantó nuestras rebeliones.

 

Nona

Ant. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir; yo he de gloriarme en la cruz de mi Señor Jesucristo.

 

LECTURA BREVE

Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su tabernáculo es más grande y más perfecto: no hecho por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado. No usa sangre de machos cabríos ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna. (Hb 9,11-12)

V/. Adoremos el signo de la cruz.

R/. Por el que recibimos la salvación.

 

SANTO TRIDUO PASCUAL

 

JUEVES SANTO DE LA CENA DEL SEÑOR

Vísperas (J. II)

Los que participan en la misa vespertina de la Cena del Señor no rezan hoy las Vísperas.

HIMNO

¡Memorial de la muerte del Señor,

pan vivo que a los hombres das la vida!

Da a mi alma vivir sólo de ti,

y tu dulce sabor gustarlo siempre.

Pelícano piadoso, Jesucristo,

lava mis manchas con tu sangre pura;

pues una sola gota es suficiente

para salvar al mundo del pecado.

¡Jesús, a quien ahora veo oculto!

Te pido que se cumpla lo que ansío:

que, mirándote al rostro cara a cara,

sea dichoso viéndote en tu gloria. Amén.

 

LECTURA BREVE

Jesús, para consagrar al pueblo con su propia sangre, murió fuera de las murallas. Salgamos, pues, a encontrarlo fuera del campamento, cargados con su oprobio; que aquí no tenemos ciudad permanente, sino que andamos en busca de la futura. Por su medio, ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de unos labios que profesan su nombre. (Hb 13,12-15)

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte.

 

Magníficat

ant.: Durante la Cena, Jesús cogió pan, pronunció la bendición, lopartió y lo dio a sus discípulos.

 

PRECES

Adoremos a nuestro Salvador, que en la última Cena, la noche misma en que iba a ser entregado, confió a su Iglesia la celebración perenne del memorial de su muerte y resurrección; oremos, diciendo:

Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.

Redentor nuestro, concédenos que por la penitencia nos unamos más plenamente a tu pasión,

—para que consigamos la gloria de la resurrección.

Concédenos la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos,

—para poder nosotros consolar a los que están atribulados, mediante el consuelo con que tú nos confortas.

Haz que tus fieles participen en tu pasión mediante los sufrimientos de su vida,

—para que se manifiesten a los hombres los frutos de tu salvación.

Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte y una muerte de cruz,

—enseña a tus fieles a ser obedientes y a tener paciencia.

Haz que los difuntos sean transformados a semejanza de tu cuerpo glorioso,

—y a nosotros danos un día parte en su felicidad.

 

Padre nuestro.

Oración

Señor Dios todopoderoso, que para gloria tuya y salvación de los hombres constituiste a Cristo sumo y eterno sacerdote, concede al pueblo cristiano, adquirido para ti por la sangre preciosa de tu Hijo, recibir en la eucaristía, memorial del Señor, el fruto de la pasión y resurrección de Cristo. Que vive y reina contigo.

 

Completas del domingo: las de después de las II Vísperas.

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte.

 

 

VIERNES SANTO

PASIÓN DEL SEÑOR

Laudes Hora intermedia Vísperas

 

Invitatorio

Ant. Venid, adoremos a Cristo, Hijo de Dios, que nos redimió con su sangre.

Laudes (Propio)

HIMNO

¡Oh cruz fiel, árbol único en nobleza!

Jamás el bosque dio mejor tributo

en hoja, en flor y en fruto.

¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza

con un peso tan dulce en su corteza!

Cantemos la nobleza de esta guerra,

el triunfo de la sangre y del madero;

y un Redentor, que en trance de Cordero,

sacrificado en cruz, salvó la tierra.

Dolido mi Señor por el fracaso

de Adán, que mordió muerte en la manzana,

otro árbol señaló, de flor humana,

que reparase el daño paso a paso.

Y así dijo el Señor: «¡Vuelva la Vida,

y que el Amor redima la condena!»

La gracia está en el fondo de la pena,

y la salud naciendo de la herida.

¡Oh plenitud del tiempo consumado!

Del seno de Dios Padre en que vivía,

ved la Palabra entrando por María

en el misterio mismo del pecado.

¿Quién vio en más estrechez gloria más plena,

y a Dios como el menor de los humanos?

Llorando en el pesebre, pies y manos

le faja una doncella nazarena.

En plenitud de vida y de sendero,

dio el paso hacia la muerte porque él quiso.

Mirad de par en par el paraíso

abierto por la fuerza de un Cordero.

Vinagre y sed la boca, apenas gime;

y, al golpe de los clavos y la lanza,

un mar de sangre fluye, inunda, avanza

por tierra, mar y cielo, y los redime.

Ablándate, madero, tronco abrupto

de duro corazón y fibra inerte;

doblégate a este peso y esta muerte

que cuelga de tus ramas como un fruto.

Tú, solo entre los árboles, crecido

para tender a Cristo en tu regazo;

tú, el arca que nos salva; tú, el abrazo

de Dios con los verdugos del Ungido.

Al Dios de los designios de la historia,

que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza;

al que en la cruz devuelve la esperanza

de toda salvación, honor y gloria. Amén.

 

SALMODIA

Ant. 1. Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros.

 

Salmo 50

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,

por tu inmensa compasión borra mi culpa;

lava del todo mi delito,

limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,

tengo siempre presente mi pecado:

contra ti, contra ti solo pequé,

cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,

en el juicio resultarás inocente.

Mira, en la culpa nací,

pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero,

y en mi interior me inculcas sabiduría.

Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;

lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría,

que se alegren los huesos quebrantados.

Aparta de mi pecado tu vista,

borra en mí toda culpa.

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,

renuévame por dentro con espíritu firme;

no me arrojes lejos de tu rostro,

no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,

afiánzame con espíritu generoso:

enseñaré a los malvados tus caminos,

los pecadores volverán a ti.

Líbrame de la sangre, oh Dios,

Dios, Salvador mío,

y cantará mi lengua tu justicia.

Señor me abrirás los labios,

y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen:

si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.

Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;

un corazón quebrantado y humillado,

tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,

reconstruye las murallas de Jerusalén:

entonces aceptarás los sacrificios rituales,

ofrendas y holocaustos,

sobre tu altar se inmolarán novillos.

 

Ant. Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros.

Ant. 2. Jesucristo nos amó y nos ha librado de nuestros pecados por su sangre.

 

Cántico, Ha 3,2-4.13a.15-19

Señor, he oído tu fama,

me ha impresionado tu obra.

En medio de los años, realízala;

en medio de los años, manifiéstala;

en el terremoto, acuérdate de la misericordia.

El Señor viene de Temán;

el Santo, del monte Farán:

su resplandor eclipsa el cielo,

la tierra se llena de su alabanza;

su brillo es como el día,

su mano destella velando su poder.

Sales a salvar a tu pueblo,

a salvar a tu ungido;

pisas el mar con tus caballos,

revolviendo las aguas del océano.

Lo escuché y temblaron mis entrañas,

al oírlo se estremecieron mis labios;

me entró un escalofrío por los huesos,

vacilaban mis piernas al andar;

gimo ante el día de angustia

que sobreviene al pueblo que nos oprime.

Aunque la higuera no echa yemas

y las viñas no tienen fruto,

aunque el olivo olvida su aceituna

y los campos no dan cosechas,

aunque se acaban las ovejas del redil

y no quedan vacas en el establo,

yo exultaré con el Señor,

me gloriaré en Dios, mi salvador.

El Señor soberano es mi fuerza,

él me da piernas de gacela

y me hace caminar por las alturas.

 

Ant. Jesucristo nos amó y nos ha librado de nuestros pecados por su sangre.

Ant. 3. Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos; por el madero ha venido la alegría al mundo entero.

 

Salmo 147,12-20

Glorifica al Señor, Jerusalén;

alaba a tu Dios, Sión:

que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,

y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;

ha puesto paz en tus fronteras,

te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,

y su palabra corre veloz;

manda la nieve como lana,

esparce la escarcha como ceniza;

hace caer el hielo como migajas

y con el frío congela las aguas;

envía una orden, y se derriten;

sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,

sus decretos y mandatos a Israel;

con ninguna nación obró así,

ni les dio a conocer sus mandatos.

 

Ant. Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos; por el madero ha venido la alegría al mundo entero.

 

LECTURA BREVE

Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho. Como muchos se espantaron de él, porque desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto humano, así asombrará a muchos pueblos, ante él los reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y contemplar algo inaudito. (Is 52,13-15)

 

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz.

 

Benedictus

ant.: Encima de su cabeza colocaron un letrero con la acusación: «Jesús el Nazareno, el rey de los judíos.»

 

PRECES

Adoremos a nuestro Redentor, que por nosotros y por todos los hombres quiso morir y ser sepultado para resucitar de entre los muertos, y supliquémosle, diciendo:

Señor, ten piedad de nosotros.

Señor y Maestro nuestro, que por nosotros te sometiste incluso a la muerte,

—enséñanos a someternos siempre a la voluntad del Padre.

Tú que siendo nuestra vida, quisiste morir en la cruz para destruir la muerte y todo su poder,

—haz que contigo sepamos morir también al pecado y resucitemos contigo a vida nueva.

Rey nuestro, que como gusano fuiste el desprecio del pueblo y la vergüenza de la gente,

—haz que tu Iglesia no se acobarde ante la humillación, sino que, como tú, proclame en toda circunstancia el honor del Padre.

Salvador de todos los hombres, que diste tu vida por los hermanos,

—enséñanos a amarnos mutuamente con un amor semejante al tuyo.

Tú que al ser elevado en la cruz atrajiste hacia ti a todos los hombres,

—reúne en tu reino a todos los hijos de Dios dispersos por el mundo.

 

Padre nuestro.

 

Oración

Mira, Señor de bondad, a tu familia santa, por la cual Jesucristo, nuestro

Señor, aceptó el tormento de la cruz, entregándose a sus propios enemigos.

Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Hora intermedia (Propio)

HIMNO

(Nona)

Se cubrieron de luto los montesa la hora de nona.

El Señor rasgó el velo del templo a la hora de nona.

Dieron gritos las piedras en duelo a la hora de nona.

Y Jesús inclinó la cabeza  a la hora de nona.

Hora de gracia, en que Dios da su paz a la tierra por la sangre de Cristo.

Levantaron sus ojos los pueblos a la hora de nona.

Contemplaron al que traspasarona la hora de nona.

Del costado manó sangre y agua a la hora de nona.

Quien lo vio es el que da testimonio a la hora de nona.

Hora de gracia, en que Dios da su paz a la tierra por la sangre de Cristo. Amén.

 

SALMODIA

Antífona

Tercia: Era media mañana cuando crucificaron a Jesús.

Sexta: Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde.

Nona: A la media tarde, Jesús clamó con voz potente: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»

 

Salmo 39, 2-14.17-18

Yo esperaba con ansia al Señor;

él se inclinó y escuchó mi grito:

me levantó de la fosa fatal,

de la charca fangosa;

afianzó mis pies sobre roca,

y aseguró mis pasos;

me puso en la boca un cántico nuevo,

un himno a nuestro Dios.

Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos

y confiaron en el Señor.

Dichoso el hombre que ha puesto

su confianza en el Señor,

y no acude a los idólatras,

que se extravían con engaños.

Cuántas maravillas has hecho,

Señor, Dios mío,

cuántos planes en favor nuestro;

nadie se te puede comparar.

Intento proclamarlas, decirlas,

pero superan todo número.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,

y, en cambio, me abriste el oído;

no pides sacrificio expiatorio,

entonces yo digo: «Aquí estoy

—como está escrito en mi libro—

para hacer tu voluntad.»

Dios mío, lo quiero,

y llevo tu ley en las entrañas.

He proclamado tu salvación

ante la gran asamblea;

no he cerrado los labios:

Señor, tú lo sabes.

No me he guardado en el pecho tu defensa,

he contado tu fidelidad y tu salvación,

no he negado tu misericordia y tu lealtad

ante la gran asamblea.

Tú, Señor, no me cierres tus entrañas,

que tu misericordia y tu lealtad

me guarden siempre,

porque me cercan desgracias sin cuento.

Se me echan encima mis culpas,

y no puedo huir;

son más que los pelos de mi cabeza,

y me falta el valor.

Señor, dígnate librarme;

Señor, date prisa en socorrerme.

Alégrense y gocen contigo

todos los que te buscan;

digan siempre: «Grande es el Señor»

los que desean tu salvación.

Yo soy pobre y desgraciado,

pero el Señor se cuida de mí;

tú eres mi auxilio y mi liberación:

Dios mío, no tardes.

 

Salmo 53, 3-6.8-9

Oh Dios, sálvame por tu nombre,

sal por mí con tu poder.

Oh Dios, escucha mi súplica,

atiende a mis palabras;

porque unos insolentes se alzan contra mí,

y hombres violentos me persiguen a muerte,

sin tener presente a Dios.

Pero Dios es mi auxilio,

el Señor sostiene mi vida.

Te ofreceré un sacrificio voluntario,

dando gracias a tu nombre, que es bueno;

porque me libraste del peligro,

y he visto la derrota de mis enemigos.

 

Salmo 87

Señor, Dios mío, de día te pido auxilio,

de noche grito en tu presencia;

llegue hasta ti mi súplica,

inclina tu oído a mi clamor.

Porque mi alma está colmada de desdichas,

y mi vida está al borde del abismo;

ya me cuentan con los que bajan a la fosa,

soy como un inválido.

Tengo mi cama entre los muertos,

como los caídos que yacen en el sepulcro,

de los cuales ya no guardas memoria,

porque fueron arrancados de tu mano.

Me has colocado en lo hondo de la fosa,

en las tinieblas del fondo;

tu cólera pesa sobre mí,

me echas encima todas tus olas.

Has alejado de mí a mis conocidos,

me has hecho repugnante para ellos:

encerrado, no puedo salir,

y los ojos se me nublan de pesar.

Todo el día te estoy invocando,

tendiendo las manos hacia ti.

¿Harás tú maravillas por los muertos?

¿Se alzarán las sombras para darte gracias?

¿Se anuncia en el sepulcro tu misericordia,

o tu fidelidad en el reino de la muerte?

¿Se conocen tus maravillas en la tiniebla,

o tu justicia en el país del olvido?

Pero yo te pido auxilio,

por la mañana irá a tu encuentro mi súplica.

¿Por qué, Señor, me rechazas

y me escondes tu rostro?

Desde niño fui desgraciado y enfermo,

me doblo bajo el peso de tus terrores,

pasó sobre mí tu incendio,

tus espantos me han consumido:

me rodean como las aguas todo el día,

me envuelven todos a una;

alejaste de mí amigos y compañeros:

mi compañía son las tinieblas.

 

Tercia

Ant. Era media mañana cuando crucificaron a Jesús.

LECTURA BREVE

Creció en su presencia como un brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros, despreciado y desestimado. (Is 53,2-3)

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R/. Porque con tu cruz has redimido el mundo.

 

Sexta

Ant. Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde.

 

LECTURA BREVE

Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado; pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable cayó sobre él, sus cicatrices nos curaron. (Is 53,4-5)

V/. Jesús, acuérdate de mí.

R/. Cuando llegues a tu reino.

 

Nona

Ant. A la media tarde, Jesús clamó con voz potente: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»

 

LECTURA BREVE

Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca: como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. (Is 53,6-7)

V/. Me confinó a las tinieblas.

R/. Como a los muertos ya olvidados.

 

Oración

Mira, Señor de bondad, a tu familia santa, por la cual Jesucristo, nuestro

Señor, aceptó el tormento de la cruz, entregándose a sus propios enemigos.

Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Vísperas (Propio)

Los que participan en la acción litúrgica de la Pasión del Señor no rezan hoy las Vísperas.

 

SALMODIA

Ant. 1. Mirad, pueblos todos, y ved si hay dolor como el mío.

 

Salmo 115,10-19

Tenía fe, aun cuando dije:

«¡Qué desgraciado soy!»

Yo decía en mi apuro:

«Los hombres son unos mentirosos.»

¿Cómo pagaré al Señor

todo el bien que me ha hecho?

Alzaré la copa de la salvación,

invocando su nombre.

Cumpliré al Señor mis votos

en presencia de todo el pueblo.

Mucho le cuesta al Señor

la muerte de sus fieles.

Señor, yo soy tu siervo,

siervo tuyo, hijo de tu esclava:

rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,

invocando tu nombre, Señor.

Cumpliré al Señor mis votos

en presencia de todo el pueblo,

en el atrio de la casa del Señor,

en medio de ti, Jerusalén.

Ant. Mirad, pueblos todos, y ved si hay dolor como el mío.

Ant. 2. Mi aliento desfallece, mi corazón dentro de mí está yerto.

 

Salmo 142,1-11

Señor, escucha mi oración;

tú, que eres fiel, atiende a mi súplica;

tú, que eres justo, escúchame.

No llames a juicio a tu siervo,

pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.

El enemigo me persigue a muerte,

empuja mi vida al sepulcro,

me confina a las tinieblas

como a los muertos ya olvidados.

Mi aliento desfallece,

mi corazón dentro de mí está yerto.

Recuerdo los tiempos antiguos,

medito todas tus acciones,

considero las obras de tus manos

y extiendo mis brazos hacia ti:

tengo sed de ti como tierra reseca.

Escúchame en seguida, Señor,

que me falta el aliento.

No me escondas tu rostro,

igual que a los que bajan a la fosa.

En la mañana hazme escuchar tu gracia,

ya que confío en ti.

Indícame el camino que he de seguir,

pues levanto mi alma a ti.

Líbrame del enemigo, Señor,

que me refugio en ti.

Enséñame a cumplir tu voluntad,

ya que tú eres mi Dios.

Tu espíritu, que es bueno,

me guíe por tierra llana.

Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;

por tu clemencia, sácame de la angustia.

Ant. Mi aliento desfallece, mi corazón dentro de mí está yerto.

Ant. 3. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido.» E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

 

Cántico: Flp 2,6-11

Cristo, a pesar de su condición divina,

no hizo alarde de su categoría de Dios;

al contrario, se despojó de su rango

y tomó la condición de esclavo,

pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,

se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,

y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo

y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;

de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble

en el cielo, en la tierra, en el abismo,

y toda lengua proclame:

Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Ant. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido.» E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

 

LECTURA BREVE

Cristo padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente. Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas nos han curado. (1P 2,21-24)

 

RESPONSORIO BREVE

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz.

 

Magníficat

ant.: Cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo.

 

PRECES

Se prefieren las preces propuestas para este día en el Misal romano, a las que se enuncian a continuación.

 

Al conmemorar la muerte de nuestro Señor Jesucristo, de la que brotó la vida del mundo, oremos a Dios Padre, diciendo:

Por la muerte de tu Hijo, escúchanos Señor.

Mantén, Señor, la unidad de la Iglesia.

Protege al Papa N.

Santifica por tu Espíritu a los obispos, presbíteros, diáconos y a todo tu pueblo santo.

Acrecienta la fe y la sabiduría de los catecúmenos.

Congrega a los cristianos en la unidad.

Haz que Israel llegue a conseguir en plenitud la redención.

Ilumina con tu gracia a los que no creen en Cristo.

Haz que los que no creen en Dios lleguen a descubrir tu amor a través de las obras de la creación.

Guía los pensamientos y decisiones de los gobernantes.

Concede tu consuelo a los atribulados.

Da tu perdón pleno a los difuntos.

 

Padre nuestro.

 

Oración

Mira, Señor de bondad, a tu familia santa, por la cual Jesucristo, nuestro Señor, aceptó el tormento de la cruz, entregándose a sus propios enemigos.

Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Completas del domingo: las de después de las II Vísperas.

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz.

 

SÁBADO SANTO

Laudes Hora intermedia Vísperas

 

Invitatorio

Ant. Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros murió y fue sepultado.

 

Laudes (Propio)

SALMODIA

Ant. 1. Harán llanto como por el hijo único, porque siendo inocente fue muerto el Señor.

 

Salmo 63

Escucha, oh Dios, la voz de mi lamento,

protege mi vida del terrible enemigo;

escóndeme de la conjura de los perversos

y del motín de los malhechores:

afilan sus lenguas como espadas

y disparan como flechas palabras venenosas,

para herir a escondidas al inocente,

para herirlo por sorpresa y sin riesgo.

Se animan al delito,

calculan cómo esconder trampas,

y dicen: «¿Quién lo descubrirá?»

Inventan maldades y ocultan sus invenciones,

porque su mente y su corazón no tienen fondo.

Pero Dios los acribilla a flechazos,

por sorpresa los cubre de heridas;

su misma lengua los lleva a la ruina,

y los que lo ven menean la cabeza.

Todo el mundo se atemoriza,

proclama la obra de Dios

y medita sus acciones.

El justo se alegra con el Señor,

se refugia en él,

y se felicitan los rectos de corazón.

Ant. Harán llanto como por el hijo único, porque siendo inocente fue muerto el Señor.

Ant. 2. Líbrame, Señor, de las puertas del abismo.

 

Cántico, Is 38,10-14.16b-20

Yo pensé: «En medio de mis días

tengo que marchar hacia las puertas del abismo;

me privan del resto de mis años.»

Yo pensé: «Ya no veré más al Señor

en la tierra de los vivos,

ya no miraré a los hombres

entre los habitantes del mundo.

Levantan y enrollan mi vida

como una tienda de pastores.

Como un tejedor, devanaba yo mi vida,

y me cortan la trama.»

Día y noche me estás acabando,

sollozo hasta el amanecer.

Me quiebras los huesos como un león,

día y noche me estás acabando.

Estoy piando como una golondrina,

gimo como una paloma.

Mis ojos mirando al cielo se consumen:

¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí!

Me has curado, me has hecho revivir,

la amargura se me volvió paz

cuando detuviste mi alma ante la tumba vacía

y volviste la espalda a todos mis pecados.

El abismo no te da gracias,

ni la muerte te alaba,

ni esperan en tu fidelidad

los que bajan a la fosa.

Los vivos, los vivos son quienes te alaban:

como yo ahora.

El padre enseña a sus hijos tu fidelidad.

Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas

todos nuestros días en la casa del Señor.

 

Ant. Líbrame, Señor, de las puertas del abismo.

Ant. 3. Estaba muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo.

 

Salmo 147,12-20

Alabad al Señor en su templo,

alabadlo en su fuerte firmamento.

Alabadlo por sus obras magníficas,

alabadlo por su inmensa grandeza.

Alabadlo tocando trompetas,

alabadlo con arpas y cítaras,

alabadlo con tambores y danzas,

alabadlo con trompas y flautas,

alabadlo con platillos sonoros,

alabadlo con platillos vibrantes.

Todo ser que alienta alabe al Señor.

 

Ant. Estaba muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo.

 

LECTURA BREVE

Así dice el Señor: «En su aflicción madrugarán para buscarme y dirán: “Vamos a volver al Señor: él, que nos despedazó, nos sanará; él, que nos hirió, nos vendará. En dos días nos sanará; al tercero nos resucitará; y viviremos delante de él.”» (Os 5,15c-6,2)

 

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todonombre».

 

Benedictus,

ant.: Salvador del mundo, sálvanos; tú que con tu cruz y tu sangre nos redimiste, socórrenos, Dios nuestro.

 

PRECES

Adoremos a nuestro Redentor, que por nosotros y por todos los hombres quiso morir y ser sepultado para resucitar de entre los muertos, y supliquémosle, diciendo:

Señor, ten piedad de nosotros.

Oh Señor, que junto a tu cruz y a tu sepulcro tuviste a tu Madre dolorosa que participó en tu aflicción,

—haz que tu pueblo sepa también participar en tu pasión.

Señor Jesús, que como grano de trigo caíste en la tierra para morir y dar con ello fruto abundante,

—haz que también nosotros sepamos morir también al pecado y vivir para Dios.

Oh Pastor de la Iglesia, que quisiste ocultarte en el sepulcro para dar la vida a los hombres,

—haz que nosotros sepamos también vivir escondidos contigo en Dios.

Nuevo Adán, que quisiste bajar al reino de la muerte, para librar a los justos que, desde el origen del mundo, estaban sepultados allí,

—haz que todos los hombres, muertos al pecado, escuchen tu voz y vivan.

Cristo, Hijo de Dios vivo, que has querido que por el bautismo fuéramos sepultados contigo en la muerte,

—haz que, siguiéndote a ti, caminemos también nosotros en una vida nueva.

 

Padre nuestro.

 

Oración

Señor todopoderoso, cuyo Unigénito descendió al lugar de los muertos y salió victorioso del sepulcro, te pedimos que concedas a todos tus fieles, sepultados con Cristo por el bautismo, resucitar también con él a la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Hora intermedia (Propio)

SALMODIA

Antífona

Tercia: Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.

Sexta: Señor, sacaste mi vida del abismo.

Nona: Su tabernáculo está en Jerusalén, su morada en la paz.

 

Salmo 26

El Señor es mi luz y mi salvación,

¿a quién temeré?

El Señor es la defensa de mi vida,

¿quién me hará temblar?

Cuando me asaltan los malvados

para devorar mi carne,

ellos, enemigos y adversarios,

tropiezan y caen.

Si un ejército acampa contra mí,

mi corazón no tiembla;

si me declaran la guerra,

me siento tranquilo.

Una cosa pido al Señor,

eso buscaré:

habitar en la casa del Señor

por los días de mi vida;

gozar de la dulzura del Señor,

contemplando su templo.

Él me protegerá en su tienda

el día del peligro;

me esconderá en lo escondido de su morada,

me alzará sobre la roca;

y así levantaré la cabeza

sobre el enemigo que me cerca;

en su tienda ofreceré

sacrificios de aclamación:

cantaré y tocaré para el Señor.

Escúchame, Señor, que te llamo;

ten piedad, respóndeme.

Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.»

Tu rostro buscaré, Señor,

no me escondas tu rostro.

No rechaces con ira a tu siervo,

que tú eres mi auxilio;

no me deseches, no me abandones,

Dios de mi salvación.

Si mi padre y mi madre me abandonan,

el Señor me recogerá.

Señor, enséñame tu camino,

guíame por la senda llana,

porque tengo enemigos.

No me entregues a la saña de mi adversario,

porque se levantan contra mí testigos falsos,

que respiran violencia.

Espero gozar de la dicha del Señor

en el país de la vida.

Espera en el Señor, sé valiente,

ten ánimo, espera en el Señor.

 

Salmo 29

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado

y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.

Señor, Dios mío, a ti grité,

y tú me sanaste.

Señor, sacaste mi vida del abismo,

me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.

Tañed para el Señor, fieles suyos,

dad gracias a su nombre santo;

su cólera dura un instante;

su bondad, de por vida;

al atardecer nos visita el llanto;

por la mañana, el júbilo.

Yo pensaba muy seguro:

«No vacilaré jamás.»

Tu bondad, Señor, me aseguraba

el honor y la fuerza;

pero escondiste tu rostro,

y quedé desconcertado.

A ti, Señor, llamé,

supliqué a mi Dios:

«¿Qué ganas con mi muerte,

con que yo baje a la fosa?

¿Te va a dar gracias el polvo,

o va a proclamar tu lealtad?

Escucha, Señor, y ten piedad de mí;

Señor, socórreme.»

Cambiaste mi luto en danzas,

me desataste el sayal y me has vestido de fiesta;

te cantará mi alma sin callarse.

Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.

 

Salmo 75

Dios se manifiesta en Judá,

su fama es grande en Israel;

su tabernáculo está en Jerusalén,

su morada en Sión:

allí quebró los relámpagos del arco,

el escudo, la espada y la guerra.

Tú eres deslumbrante, magnífico,

con montones de botín conquistados.

Los valientes duermen su sueño,

y a los guerreros no les responden sus brazos.

Con un bramido, oh Dios de Jacob,

inmovilizaste carros y caballos.

Tú eres terrible: ¿quién resiste frente a ti

al ímpetu de tu ira?

Desde el cielo proclamas la sentencia:

la tierra teme sobrecogida,

cuando Dios se pone en pie para juzgar,

para salvar a los humildes de la tierra.

La cólera humana tendrá que alabarte,

los que sobrevivan al castigo te rodearán.

Haced votos al Señor y cumplidlos,

y traigan los vasallos tributo al Temible:

él deja sin aliento a los príncipes,

y es temible para los reyes del orbe.

 

Tercia

Ant. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.

 

LECTURA BREVE

Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y no somos sinceros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. (1Jn 1,8-9)

V/. No me entregarás a la muerte.

R/. Ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

 

Sexta

Ant. Señor, sacaste mi vida del abismo.

 

LECTURA BREVE

Tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero. (1Jn 2,1b-2)

V/. El Señor da la muerte y la vida.

R/. Hunde en el abismo y levanta.

 

Nona

Ant. Su tabernáculo está en Jerusalén, su morada en la paz.

 

LECTURA BREVE

Las tinieblas pasan y la luz verdadera brilla ya. Quien dice que ésta en la luz y aborrece a su hermano está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. (1Jn 2,8b-10)

V/. Sepultado el Señor, sellaron la piedra.

R/. Y pusieron la guardia para custodiarlo.

 

Oración

Señor todopoderoso, cuyo Unigénito descendió al lugar de los muertos y salió victorioso del sepulcro, te pedimos que concedas a todos tus fieles, sepultados con Cristo por el bautismo, resucitar también con él a la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Vísperas (Propio)

SALMODIA

Ant. 1. Oh muerte, yo seré tu muerte; yo seré, oh abismo, tu aguijón.

Salmo 115,10-19

Tenía fe, aun cuando dije: «¡Qué desgraciado soy!»

Yo decía en mi apuro: «Los hombres son unos mentirosos.»

¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?

Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre.

Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo.

Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles.

Señor, yo soy tu siervo, siervo tuyo, hijo de tu esclava: rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor.

Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo,

en el atrio de la casa del Señor, en medio de ti, Jerusalén.

 

Ant. Oh muerte, yo seré tu muerte; yo seré, oh abismo, tu aguijón.

Ant. 2. Como Jonás estuvo en el vientre del cetáceo, tres días y tres noches, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra.

 

Salmo 142,1-11

Señor, escucha mi oración; tú, que eres fiel, atiende a mi súplica; tú, que eres justo, escúchame.

No llames a juicio a tu siervo, pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.

El enemigo me persigue a muerte, empuja mi vida al sepulcro,

me confina a las tinieblas como a los muertos ya olvidados.

Mi aliento desfallece, mi corazón dentro de mí está yerto.

Recuerdo los tiempos antiguos, medito todas tus acciones,

considero las obras de tus manos y extiendo mis brazos hacia ti: tengo sed de ti como tierra reseca.

Escúchame en seguida, Señor, que me falta el aliento.

No me escondas tu rostro, igual que a los que bajan a la fosa.

En la mañana hazme escuchar tu gracia, ya que confío en ti.

Indícame el camino que he de seguir, pues levanto mi alma a ti.

Líbrame del enemigo, Señor, que me refugio en ti.

Enséñame a cumplir tu voluntad, ya que tú eres mi Dios.

Tu espíritu, que es bueno, me guíe por tierra llana.

Por tu nombre, Señor, consérvame vivo; por tu clemencia, sácame de la angustia.

Ant. Como Jonás estuvo en el vientre del cetáceo, tres días y tres noches, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra.

Ant. 3. «Destruid este templo —dice el Señor—, y en tres días lo levantaré.» Él hablaba del templo de su cuerpo.

 

Cántico: Flp 2,6-11

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios;

al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;

de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo,

y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

 

Ant. «Destruid este templo —dice el Señor—, y en tres días lo levantaré.» Él hablaba del templo de su cuerpo.

 

LECTURA BREVE

Ya sabéis con qué os rescataron de ese proceder inútil recibido de vuestros padres: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la  creación del mundo y manifestado al final de los tiempos por vuestro bien. Por Cristo vosotros creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza. (1P 1,18-21)

 

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre».

 

Magníficat

ant.: Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él; y pronto lo glorificará.

 

PRECES

Adoremos a nuestro Redentor, que por nosotros y por todos los hombres quiso morir y ser sepultado para resucitar de entre los muertos, y supliquémosle, diciendo:

Señor, ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, de tu corazón traspasado por la lanza salió sangre y agua, signo de cómo la Iglesia nacía de tu costado;

—por tu muerte, por tu sepultura y por tu resurrección vivifica, pues, a tu Iglesia.

Tú que te acordaste incluso de los apóstoles que habían olvidado la promesa de tu resurrección,

—no olvides tampoco a los que por no creer en tu triunfo viven sin esperanza.

Cordero de Dios, víctima pascual inmolada por todos los hombres,

—atrae desde tu cruz a todos los pueblos de la tierra.

Dios del universo, que contienes en ti todas las cosas y aceptaste, sin embargo, ser contenido en un sepulcro,

—libra a toda la humanidad de la muerte y concédele una inmortalidad gloriosa.

Cristo, Hijo de Dios vivo, que colgado en la cruz prometiste el paraíso al ladrón arrepentido,

—mira con amor a los difuntos, semejantes a ti por la muerte y la sepultura, y hazlos también semejantes a ti por su resurrección.

 

Padre nuestro.

 

Oración

Señor todopoderoso, cuyo Unigénito descendió al lugar de los muertos y salió victorioso del sepulcro, te pedimos que concedas a todos tus fieles, sepultados con Cristo por el bautismo, resucitar también con él a la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

Completas del domingo: las de después de las II Vísperas. Los que participan en la Vigilia pascual no rezan hoy las Completas.

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre».

 

DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR

Comienza el tiempo pascual

Laudes Hora intermedia Vísperas

Invitatorio

Hoy, el invitatorio se dice siempre antes de Laudes.

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Laudes (Propio – D. I)

HIMNO

Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?»

«A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea, allí el Señor aguarda; allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.»

Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa. Amén. Aleluya.

 

SALMODIA

Ant. 1. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

 

Salmo 62,2-9

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti;

mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria!

Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote.

Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti,

porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo;

mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.

 

Ant. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

Ant. 2. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

 

Cántico: Dn 3,57-88.56

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor; cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor; ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor; astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor; vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor; fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor; témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor; noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor; rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor, ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor; cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor; mares y ríos, bendecid al Señor;

Cetáceos y peces, bendecid al Señor; aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor; bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor; siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

 

Al final de este cántico no se dice Gloria al Padre.

Ant. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

Ant. 3. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

 

Salmo 149

Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos y aplicar el castigo a las naciones,

sujetando a los reyes con argollas, a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles.

 

Ant. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

 

LECTURA BREVE

Dios resucitó a Jesús al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados. (Hch 10,40-43)

 

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

Benedictus

 ant.: Muy temprano, el primer día de la semana, al salir el sol, fueron al sepulcro. Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Cristo, autor de la vida, a quién Dios resucitó de entre los muertos, y que por su poder nos resucitará también a nosotros, y digámosle:

Cristo, vida nuestra, sálvanos.

Cristo, luz esplendorosa que brillas en las tinieblas, rey de la vida y salvador de los que han muerto,

—concédenos vivir hoy en tu alabanza.

Señor Jesús, que anduviste los caminos de la pasión y de la cruz,

—concédenos que, unidos a ti en el dolor y en la muerte, resucitemos también contigo.

Hijo del Padre, maestro y hermano nuestro, tú que has hecho de nosotros un pueblo de reyes y sacerdotes,

—enséñanos a ofrecer con alegría nuestro sacrificio de alabanza.

Rey de la gloria, esperamos anhelantes el día de tu manifestación gloriosa,

—para poder contemplar tu rostro y ser semejantes a ti.

 

Padre nuestro.

Oración

Señor Dios, que en este día nos has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concede a los que celebramos la solemnidad de la resurrección de Jesucristo, ser renovados por tu Espíritu, para resucitar en el reino de la luz y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

 

Hora intermedia (Propio – D. I)

SALMODIA

Antífona

Tercia: Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más. Aleluya.

Sexta: Fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Aleluya.

Nona: Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba. Aleluya.

 

En una de estas Horas se dice el siguiente salmo:

Salmo 117,1-9

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.

Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia.

Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia.

En el peligro grité al Señor, y me escuchó, poniéndome a salvo.

El Señor está conmigo: no temo; ¿qué podrá hacerme el hombre?

El Señor está conmigo y me auxilia, veré la derrota de mis adversarios.

Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres,

mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los jefes.

 

Salmo 117,10-18

Todos los pueblos me rodeaban, en el nombre del Señor los rechacé;

me rodeaban cerrando el cerco, en el nombre del Señor los rechacé;

me rodeaban como avispas, ardiendo como fuego en las zarzas, en el nombre del Señor los rechacé.

Empujaban y empujaban para derribarme, pero el Señor me ayudó;

el Señor es mi fuerza y mi energía, él es mi salvación.

Escuchad: hay cantos de victoria en las tiendas de los justos:

«La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa, la diestra del Señor es poderosa.»

No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor.

Me castigó, me castigó el Señor, pero no me entregó a la muerte.

 

Salmo 117,19-29

Abridme las puertas del triunfo, y entraré para dar gracias al Señor.

—Ésta es la puerta del Señor:

los vencedores entrarán por ella.

—Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación.

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.

Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.

Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

Señor, danos la salvación; Señor, danos prosperidad.

—Bendito el que viene en nombre del Señor, os bendecimos desde la casa del Señor; el Señor es Dios, él nos ilumina.

—Ordenad una procesión con ramos hasta los ángulos del altar.

Tú eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo.

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

 

Para las otras Horas, la salmodia complementaria.

 

Tercia

Ant. Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más. Aleluya.

 

LECTURA BREVE

Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; fue sepultado y resucitó al tercer día, según las Escrituras; se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce. (Cf. 1Co 15,3b-5)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

Sexta

Ant. Fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Aleluya.

 

LECTURA BREVE

Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo —por pura gracia estáis salvados—, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él. (Ef 2,4-6)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

Nona

Ant. Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba. Aleluya.

 

LECTURA BREVE

Por el bautismo fuimos sepultados con Cristo en la muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva. (Rm 6,4)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

Oración

Señor Dios, que en este día nos has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concede a los que celebramos la solemnidad de la resurrección de Jesucristo, ser renovados por tu Espíritu, para resucitar en el reino de la luz y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Vísperas (Propio – D. I)

HIMNO

Nuestra Pascua inmolada, aleluya, es Cristo el Señor, aleluya, aleluya.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta de la luz!, despierta, tú que duermes, y el Señor te alumbrará.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta universal!, el mundo renovado canta un himno a su Señor.

Pascua sagrada, ¡victoria de la cruz! La muerte, derrotada, ha perdido su aguijón.

Pascua sagrada, ¡oh noche bautismal! Del seno de las aguas renacemos al Señor.

Pascua sagrada, ¡eterna novedad! dejad al hombre viejo, revestíos del Señor.

Pascua sagrada. La sala del festín se llena de invitados que celebran al Señor.

Pascua sagrada. ¡Cantemos al Señor! Vivamos la alegría dada a luz en el dolor. Amén.

 

SALMODIA

Ant. 1. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

 

Salmo 109, 1-5.7

Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente, por eso levantará la cabeza.

 

Ant. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

Ant. 2. Venid a ver el sitio donde yacía el Señor. Aleluya.

 

Salmo 113A

Cuando Israel salió de Egipto, los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente, Judá fue su santuario, Israel fue su dominio.

El mar, al verlos, huyó, el Jordán se echó atrás; los montes saltaron como carneros; las colinas, como corderos.

¿Qué te pasa, mar, que huyes, y a ti, Jordán, que te echas atrás?

¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros; colinas, que saltáis como corderos?

En presencia del Señor se estremece la tierra, en presencia del Dios de Jacob;

que transforma las peñas en estanques, el pedernal en manantiales de agua.

 

Ant. Venid a ver el sitio donde yacía el Señor. Aleluya.

Ant. 3. Jesús dijo: «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me veréis.» Aleluya.

 

Cántico: Cf. Ap 19,1-2.5-7

Aleluya.

La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos.

R/. Aleluya.

Aleluya.

Alabad al Señor, sus siervos todos, los que le teméis, pequeños y grandes.

R/. Aleluya.

Aleluya.

Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo, alegrémonos y gocemos y démosle gracias.

R/. Aleluya.

Aleluya.

Llegó la boda del Cordero, su esposa se ha embellecido.

R/. Aleluya.

Ant. Jesús dijo: «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me veréis.» Aleluya.

 

LECTURA BREVE

Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. (Hb 10,12-14)

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Magníficat

ant.: Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas, y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.» Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Cristo, el Señor, que murió y resucitó por los hombres, y ahora intercede por nosotros, y digámosle:

Cristo, Rey victorioso, escucha nuestra oración.

Cristo, luz y salvación de todos los pueblos,

—derrama el fuego del Espíritu Santo sobre los que has querido fueran testigos de tu resurrección en el mundo.

Que el pueblo de Israel te reconozca como el Mesías de su esperanza

—y la tierra toda se llene del conocimiento de tu gloria.

Consérvanos, Señor, en la comunión de tu Iglesia

—y haz que esta Iglesia progrese cada día hacia la plenitud que tú le preparas.

Tú que has vencido la muerte, nuestro enemigo, destruye en nosotros el poder del mal, tu enemigo,

—para que vivamos siempre para ti, vencedor inmortal.

Cristo Salvador, tú que te sometiste incluso a la muerte y has sido levantado a la derecha del Padre,

—recibe en tu reino glorioso a nuestros hermanos difuntos.

 

Padre nuestro.

Oración

Señor Dios, que en este día nos has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concede a los que celebramos la solemnidad de la resurrección de Jesucristo, ser renovados por tu Espíritu, para resucitar en el reino de la luz y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

 

Termina el Triduo pascual.

Todos los días de la Octava de Pascua se dice una cualquiera de las dos Completas del domingo.

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.