file:///C:/Users/riga/OneDrive/Documentos/Mis%20sitios%20web/SantaClaradeEstella_Nueva/ORACIONES/LECTIO_DIVINA.htm#Calendario_Ordinario_2020Dedícate a la Contemplación.....y recibirás los dones del Espíritu Santo


 El cántico de alabanza que resuena eternamente en las moradas celestiales y que Jesucristo, sumo Sacerdote, introdujo en este destierro ha sido continuado fiel y constantemente por la Iglesia situando a Dios como centro de nuestra vida durante todas las horas del día -Liturgia de las horas- y todos los días del año -Lectio Divina-

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LECTIO DIVINA DE ayer

SÁBADO 18 DE ENERO 2025

LITURGIA DE LAS HORAS CORRESPONDIENTE AL SÁBADO SEMANA I DEL SALTERIO

LAUDES

HORAS INTERMEDIAS

VÍSPERAS

COMPLETAS

EL SANTO DEL DÍA

LA IMAGEN DEL DÍA

LECTIO DIVINA correspondiente al Sábado de la 1ª semana del Tiempo ordinario

 

 LECTIO

Primera lectura: Hebreos 4,12-16

Hermanos:

12 La Palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que una espada de dos filos: penetra hasta la división del alma y del espíritu, hasta las coyunturas y tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

13 Así que no hay criatura que esté oculta a Dios. Todo está al desnudo y al descubierto a los ojos de Aquel a quien hemos de rendir cuentas.

14 Y ya que tenemos en Jesús, el Hijo de Dios, un sumo sacerdote eminente que ha penetrado en los cielos, mantengámonos firmes en la fe que profesamos.

15 Pues no es él un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras flaquezas, sino que las ha experimentado todas, excepto el pecado.

16 Acerquémonos, pues, con confianza al trono de la gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar la gracia de un socorro oportuno.

 

 

          *•*• Este fragmento presenta dos consideraciones, que concluyen y sintetizan una sección de la carta a los Hebreos y abren desarrollos ulteriores. La primera (w. 12ss) está unida a las exhortaciones precedentes (3,7-4,11), que se apoyan en las promesas y en las amenazas contenidas en algunos pasajes de la Escritura. Tras haber mostrado su cumplimiento, el autor puede afirmar la incoercible energía de la Palabra de Dios. Ésta es "viva, eficaz" y discierne la verdad incluso en esas profundidades interiores que el hombre es incapaz de sondear.

          Aunque intentemos engañarnos a nosotros mismos y a los demás, no es posible mentir a Dios. Su Palabra tiene, por tanto, el poder de llegar a lo más íntimo de nosotros mismos para desenmascararnos e iluminarnos, a fin de que, "al vernos" con la mirada misma del Señor, podamos "enmendarnos", puesto que a él "hemos de rendir cuentas". La segunda consideración recupera el tema de Jesús "sumo sacerdote misericordioso" (señalado en 2,17ss): hasta ahora se ha explicado el alcance del adjetivo "misericordioso"; esta alusión prepara ahora otros desarrollos que van a seguir sobre el sacerdocio de Cristo.

          Estas dos breves reflexiones son dos aspectos de un único mensaje: estamos invitados a caminar con santo temor bajo la guía verdadera de la Palabra de Dios y, al mismo tiempo, con plena confianza, puesto que Cristo, constituido en sumo sacerdote en favor de nosotros, ha experimentado nuestra debilidad y puede compartirla plenamente. Por consiguiente, si a la luz de la Palabra nos reconocemos frágiles y pecadores, no por ello ha de disminuir nuestra confianza: el trono de Dios es "trono de gracia", su realeza es misericordiosa, y Cristo mismo, sentado a la diestra del Padre, pide por nosotros la ayuda necesaria en la hora de la prueba (v. 15).

 

Salmo 18.

R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.

La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma;

el precepto del Señor es fiel e instruye a los ignorantes.

 

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón;

la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.

El temor del Señor es puro y eternamente estable;

los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos

 

Que te agraden las palabras de mi boca,

y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,

Señor, Roca mía, Redentor mío.

 

 

Evangelio: Marcos 2,13-17

En aquel tiempo,

13 Jesús volvió a la orilla del lago. Toda la gente acudía a él, y él les enseñaba.

14 Al pasar, vio a Leví, el hijo de Alfeo, que estaba sentado en su oficina de impuestos, y le dijo: - Sígueme. El se levantó y le siguió.

15 Después, mientras Jesús estaba sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaron con él y sus discípulos, pues eran ya muchos los que le seguían.

16 Los maestros de la Ley del partido de los fariseos, al ver que Jesús comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos: - Por qué come con publicanos y pecadores?

17 Jesús lo oyó y les dijo: - No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.

  

        **• En el pasaje de hoy se entiende la fe como seguimiento de Cristo. Se cuenta que Jesús "al pasar vio a Leví, el hijo de Alfeo, que estaba sentado en su oficina de impuestos, y le dijo: "Sígueme". Él se levantó y le siguió" (v. 14). Leví se encuentra con Jesús y se hace cristiano en pleno ejercicio de su profesión "mundana". En todas las profesiones se puede "seguir" a Jesús, hacer lo que él hace. No pensaban así los fariseos, que reprocharon a Jesús que comiera "con publicanos y pecadores" (v. 16). Para los fariseos, ciertas profesiones eran incompatibles con la religiosidad judía, porque impedían observar el sábado y otras leyes.

        Para Jesús, en cambio, no hay profesiones que excluyan del discipulado cristiano. Lo que impide ser discípulo de Cristo es creerse "justo" y "sano", esto es, no sentirse necesitado de salvación. "No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a justos, sino a pecadores" (v. 17). La cura que les aplica es estar con ellos, no excluirlos, no condenarlos, no juzgarlos. Ésa es la cura del mal interior del hombre. Esta paciencia, esta misericordia, esta longanimidad, es lo que constituye su cura. Es hermoso contemplar esta imagen de Jesús como médico; su terapia puede durar toda una vida, es decir, no puede ser excluida nunca, porque la terapia es su presencia, su estar con nosotros. El Señor parece querer decirnos que la conversión más difícil es la del justo o la de los que se consideran como tales.

 

 

MEDITATIO

        La Palabra del Señor actúa de manera eficaz. Penetra en nuestro corazón, lo pone al desnudo, lo juzga. Esta Palabra corresponde, sin embargo, al Hijo, que es capaz de compadecerse de nuestras debilidades y quiere presentarse como nuestro intercesor.

        La eficacia y la misericordia aparecen en el obrar de Dios en la vida de Saúl. El texto pone de relieve el proyecto gratuito de Dios, que precede a toda iniciativa por parte de Saúl. Pone de manifiesto cómo se despliega su acción utilizando situaciones normales, casi triviales, en la vida de las personas. Saúl no recibe un cargo honorífico, sino la habilitación para un servicio. La gracia sólo nos hace sentir su acción en nosotros cuando nos habilita en concreto para algún ministerio. Todo tiene lugar en lo escondido, sin clamor alguno. La eficacia de la Palabra no tiene nada que ver con el clamor mundano. Esto mismo aparece con más fuerza aún en el episodio narrado por el evangelio. La llamada de Leví anuncia la fuerza de la Palabra. También en este caso se despliega la total gratuidad del amor divino que llama: no hay ningún mérito, ninguna preparación por parte del elegido.

        También él se encuentra inmerso en el laborío de la vida, un laborío marcado, además, por la negatividad.  Esta vez, no obstante, el signo de la misericordia suscita clamor. Este tipo de fama no ayuda al Señor, que debe dar cuentas de su misericordia.

 

 

ORATIO

        Dame, Señor, un corazón atento y límpido; un corazón deseoso de encontrarte allí donde me encuentre, y de seguirte, es decir, de imitarte, desde el lugar en el que me encuentre. Un corazón atento para poder reconocer tus pasos en mi historia; en la pequeña, en la de todos los días, y en la grande, la que lleva los colores fuertes de la alegría o del dolor, de la esperanza que nos hace volar o de la desesperación que nos aplasta. Un corazón límpido, porque sólo la mirada de quien es profundamente puro y libre es capaz de ver..., de verte. Un corazón deseoso de encontrarte, porque ése es el camino seguro para descubrirte ya presente... Un corazón que quiera seguirte, porque sólo el camino del Evangelio, que eres tú, conduce a la vida plena y verdadera.

 

 

CONTEMPLATIO

        Pasa el Señor... En qué sentido pasa Jesús? Jesús realiza acciones temporales. En qué sentido pasa Jesús? Jesús realiza acciones transitorias. Considerad con mucha atención cuántas acciones suyas han pasado. Nació de la Virgen María, pero acaso nace continuamente? Fue amamantado cuando era niño, pero acaso está chupando la leche continuamente? Fue pasando por las distintas edades hasta la juventud, pero acaso creció de continuo físicamente? También los mismos milagros por él realizados pasaron: nosotros los leemos y los creemos. Tales hechos fueron escritos para que puedan ser leídos y, en consecuencia, pasaban una vez realizados. Por último, y para no detenernos en muchos otros hechos, fue crucificado, pero acaso está colgado de continuo en la cruz? Fue sepultado, resucitó, ascendió al cielo; ahora ya no muere más... su divinidad es permanente y la inmortalidad de su cuerpo ya no tendrá fin. Sin embargo, y a pesar de ello, todas las acciones que llevó a cabo Jesús en el tiempo pasaron, pero fueron escritas para ser leídas y son anunciadas para ser creídas.

        Por consiguiente, Jesús pasó a través de todas esas acciones... Jesús pasa también ahora... Me explicaré: cuando se leen los hechos que llevó a cabo el Señor mientras pasaba, siempre se nos presenta al Jesús que pasa... Comprendéis, hermanos, lo que digo? No sé, efectivamente, cómo expresarme, pero todavía sé menos cómo callar.  Pues bien, esto es lo que digo, y lo digo de manera abierta. Porque temo no sólo al Jesús que pasa, sino también al Jesús que permanece, por eso no puedo callar (Agustín de Hipona, Sermón 88, 10.9 y 14.13).

 

 

ACTIO

        Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: "Señor, el rey se alegra por tu fuerza" (de la liturgia).

 

 

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

        Jesús "pasa": en el carácter opaco y al mismo tiempo transparente de las cosas que acaecen. Pasa: en la superposición de las inspiraciones, que iluminan el corazón. Pasa: en la pobreza y en la desesperación del hombre. "Pasa": por la rendija del egoísmo humano encerrado en sí mismo. Pasa: en la decepción de las cosas que se prometen y no se cumplen. Pasa: en la seguridad del bienestar y en la fatua satisfacción del llamado "nuevo rico".

        Pasa y vuelve: como la lanzadera de un telar. Como el amante encarnizado que no se resigna a la renuncia de su propio amor. Pasa cuando menos te lo esperas: así atraviesa el Señor tu vida. Pasa y se va; pasa y se queda, al mismo tiempo. De todos modos, deja huellas visibles y sensibles de su paso: la atracción de una invitación persistente, el clamor de una Palabra que no es posible callar, el tormento de un deseo que renace, la alegría de un compromiso que agita las fuerzas del hombre...

        Jesús pasa. Es uno de los muchos transeúntes con los que nos cruzamos en la calle. Son incontables los que nos "pasan" a derecha e izquierda, los que saltan, obstaculizan, cortan la calle, nos observan con una perfecta indiferencia. Muchos, demasiados, no se dan cuenta de nada. Pasan y no ven. Jesús pasa y "ve"... Se da cuenta de nosotros. De mí. Ve: en el corazón. A través de los deseos y las aspiraciones profundas. Ve: no tanto los rasgos de nuestra fisonomía y las actitudes de nuestro comportamiento.

        Ve: la dimensión interior del hombre: pensamientos, deseos, afectos, intenciones, disponibilidad, propósitos. La dureza del corazón ve y hace ver. Ve: la verdad entera que hay en el hombre. Me ve a mí... Jesús necesita encontrar en nosotros al hombre. Al hombre es a quien dirige su Palabra divina (F. Berra, lo ho scelto voi, Roma 1990, pp. 41-43).


 

LAUDES

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.


INVITATORIO     

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
"No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.""

Ant. 
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


HIMNO
Gracias, Señor, por la aurora;
gracias por el nuevo día;
gracias por la eucaristía;
gracias por nuestra Señora.

Y gracias por cada hora
de nuestro andar peregrino.

Gracias por el don divino
de tu paz y de tu amor,
la alegría y el dolor,
al compartir tu camino.

Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

SALMODIA

Ant. 1. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.

Salmo 118, 145-152   XIX (Coph)

Te invoco de todo corazón:
respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame,
y cumpliré tus decretos;
me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando tus palabras.

Mis ojos se adelantan a las vigilias,
meditando tu promesa;
escucha mi voz por tu misericordia,
con tus mandamientos dame vida;
ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu voluntad.

Tú, Señor, estás cerca,
y todos tus mandatos son estables;
hace tiempo comprendí que tus preceptos
los fundaste para siempre.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.
 Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.


Ant. 2. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.

Cántico  Ex 15, 1-4. 8-13. 17-18   Himno a Dios, después de la victoria del mar Rojo
Los que habían vencido a la fiera cantaban el cántico de Moisés, el  siervo de Dios (Ap 15,2-3)

Cantaré al Señor, sublime es su victoria,
caballos y carros ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor
él fue mi salvación.

Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré.
El Señor es un guerrero,
su nombre es "El Señor".

Los carros del Faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes.

Al soplo de tu nariz, se amontonaron las aguas,
las corrientes se alzaron como un dique,
las olas se cuajaron en el mar.

Decía el enemigo: "Los perseguiré y alcanzaré,
repartiré el botín, se saciará mi codicia,
empuñaré la espada, los agarrará mi mano."

Pero sopló tu aliento, y los cubrió el mar,
se hundieron como plomo en las aguas formidables.

Quién como tú, Señor, entre los dioses?
Quién como tú, terrible entre los santos,
temible por tus proezas, autor de maravillas?

Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra;
guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado,
los llevaste con tu poder hasta tu santa morada.

Los introduces y los plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.
El Señor reina por siempre jamás.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.


Ant. 3. Alabad al Señor, todas las naciones. 

Salmo 116  Invitación universal a la alabanza divina
Los gentiles alaban a Dios por su misericordia (cf. Rm 15, 9)

Alabad al Señor, todas las naciones,
 aclamadlo, todos los pueblos.

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Alabad al Señor, todas la naciones.

 

LECTURA  BREVE 2P 1, 10-11
 Hermanos, poned cada vez más ahínco en ir ratificando vuestro llamamiento y elección. Si lo hacéis así, no fallaréis nunca; y os abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

 

RESPONSORIO BREVE
R. A ti grito, Señor: * Tú eres mi refugio.
A ti grito, Señor: tú eres mi refugio

V. Y mi lote en el país de la vida. * Tú eres mi refugio.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
A ti grito, Señor: Tú eres mi refugio.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

Benedictus Lc 1, 68-79

ElMesíasy su Precursor

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a supueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santosprofetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestropadre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Ant.
 Ilumina, Señor, a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

PRECES
Bendigamos a Cristo, que para ser ante Dios el sumo sacerdote compasivo y fiel, quiso parecerse en todo, a sus hermanos, y supliquémosle, diciendo:  
Concédenos, Señor, los tesoros de tu amor.

Señor, Sol de justicia, que nos iluminaste en el bautismo,
te consagramos este nuevo día.

Que sepamos bendecirte en cada uno de los momentos de nuestra jornada
y glorifiquemos tu nombre con cada una de nuestras acciones.

Tú que tuviste por madre a María, siempre dócil a tu palabra,
encamina hoy nuestros pasos, para que obremos también, como ella, según tu voluntad.

Haz que, mientras vivimos aún en este mundo que pasa, anhelemos la vida eterna
y, por la fe, la esperanza y el amor, gustemos ya anticipadamente las delicias de tu reino.


Con la misma confianza que tienen los hijos con su padres, acudamos nosotros a nuestro Dios, diciéndole:   

Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
 

 

ORACIÓN
Te pedimos, Señor, que la claridad de la resurrección de tu Hijo ilumine las dificultades de nuestra vida; que no temamos ante la oscuridad de la muerte y podamos llegar un día a la luz que no tiene fin. Por nuestro Señor Jesucristo.   

      

CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.


 

 

HORA INTERMEDIA

 

TERCIA, SEXTA. NONA

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. 
Amén. Aleluya.


HIMNO     
Otra vez te conozco me has llamado.
Y no es la hora, no; pero me avisas.
De nuevo traen tus celestiales brisas
claros mensajes al acantilado

del coraz
ón, que, sordo a tu cuidado,
fortalezas de tierra eleva, en prisas
de la sangre se mueve, en indecisas
torres, arenas, se recrea, alzado.

Y tú llamas y llamas, y me hieres,
y te pregunto aún, Señor, qué quieres,
qué alto vienes a dar a mi jornada.

Perdóname, si no te tengo dentro,
si no sé amar nuestro mortal encuentro,
si no estoy preparado a tu llegada.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos. Amén.

 


SALMODIA 
Ant. 1. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.

Salmo 118,33-40V (He)
Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes,
y lo seguiré puntualmente;
enséñame a cumplir tu voluntad
y a guardarla de todo corazón;
guíame por la senda de tus mandatos,
porque ella es mi gozo.

Inclina mi corazón a tus preceptos,
y no al interés;
aparta mis ojos de las vanidades,
dame vida con tu palabra;
cumple a tu siervo la promesa
que hiciste a tus fieles.

Aparta de mí la afrenta que temo,
porque tus mandamientos son amables;
mira cómo ansío tus decretos:

dame vida con tu justicia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Ant. 2. Los que buscan al Señor no carecen de nada.

Salmo. 33   El Señor, salvación de los justos.
Habéis saboreado lo bueno que es el Señor (1P 2, 3).

I
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió, 
me libró de todas mis ansias.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias.

El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.

Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Los que buscan al Señor no carecen de nada.

Ant. 3. Busca la paz y corre tras ella.

II
Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor;
hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad?

Guarda tu lengua del mal,
tus labi
os de la falsedad;
apártate del mal, obra el bien,
busca la paz y corre tras ella.

Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.

Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.

Aunque el justo sufra muchos males
de todos lo libra el Señor;
él cuida de todos sus huesos,
y ni uno solo se quebrará.

La maldad da muerte al malvado,.
y los que odian al justo serán castigados.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Busca la paz y corre tras ella.

TERCIA

LECTURA BREVE
  1R 8, 60-61
Sabrán todas las naciones del mundo que el Señor es el Dios verdadero, y no hay otro; y vuestro corazón será totalmente del Señor, nuestro Dios, siguiendo sus preceptos y guardando sus mandamientos.

V. Señor, enséñame tus caminos.
R. Haz que camine, con lealtad.

ORACIÓN    
Señor Dios, Padre todopoderoso, infúndenos la luz del Espíritu Santo, para que, libres de toda adversidad, podamos alegrarnos siempre ent tu alabanza. Por Jesucristo, nuestro Señor.     

SEXTA

LECTURA BREVE  
Jr 17, 9-10
Nada más falso y enfermo que el corazón: quién lo entenderá? 
Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta, según el fruto de sus acciones.

V. Absuélveme, Señor, de lo que se me oculta.
R. Preserva a tu siervo de la arrogancia.


ORACIÓN
Señor, fuego ardiente de amor eterno, haz que, inflamados en tu amor, te amemos a ti sobre todas las cosas y a nuestro prójimo por amor tuyo. Por Jesucristo, nuestro Señor.  


NONA

LECTURA BREVE
 Sb 7, 27a; 8, 1
La sabiduría de Dios, siendo una sola, todo lo puede; sin cambiar en nada, renueva el universo. Alcanza con vigor de extremo a extremo y gobierna el universo con acierto.

V. !Qué magníficas son tus obras, Señor!
R. !Qué profundos tus designios!

ORACIÓN 
Escucha, Señor, nuestra oración y danos la abundancia de tu paz, para que, por intercesión de santa María, la Virgen, después de haberte servido durante toda nuestra vida, podamos presentarnos ante ti sin temor alguno. Por Jesucristo, nuestro Señor. 


CONCLUSIÓN
V.  Bendigamos al Señor.

 R. Demos gracias a Dios.


 

 

VÍSPERAS

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
 
R. Señor, date prisa en socorrerme.
 
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. 
Amén. Aleluya.   


HIMNO
!Luz que te entregas!,
!luz que te niegas!,
a tu busca va el pueblo de noche:
alumbra su senda.
 
Dios de la luz, presencia ardiente
sin meridiano ni frontera:
vuelves la noche mediodía,
ciegas al sol con tu derecha.
 
Como columna de la aurora,
iba en la noche tu grandeza;
te vio el desierto, y destellaron
luz de tu gloria las arenas.
 
Cerró la noche sobre Egipto
como cilicio de tinieblas;
para tu pueblo amanecías
bajo los techos de las tiendas.
 
Eres la Luz, pero en tu rayo
lanzas el día o la tiniebla:
ciegas los ojos del soberbio,
curas al pobre su ceguera.
 
Cristo Jesús, tú que trajiste
fuego a la entraña de la tierra,
guarda encendida nuestra lámpara
hasta la aurora de tu vuelta. Amén. 
   

 

 

SALMODIA 
Ant. 1. Lámpara es tu palabra para mis pasos, Señor. Aleluya.

Salmo 118, 105-112   XIV (Nun)   Himno a la ley divina
Éste es  mi mandamiento: que os améis unos a otros (Jn 15,12)

Lámpara es tu palabra para mis pasos;
luz en mi sendero;
lo juro y lo cumpliré:
guardaré tus justos mandamientos;
!estoy tan afligido!
Señor, dame vida según tu promesa.

Acepta, Señor, los votos que pronuncio,
enséñame tus mandatos;
mi vida está siempre en peligro,
pero no olvido tu voluntad;
los malvados me tendieron un lazo,
pero no me desvié de tus decretos.

Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón;
inclino mi corazón a cumplir tus leyes,
siempre y cabalmente.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Lámpara es tu palabra para mis pasos, Señor. Aleluya.

Aut. 2. Me saciarás de gozo eu tu presencia, Señor. Aleluya.

Salmo 15   El Señor es el lote de mi heredad
Dios resucitó a Jesús rompiendo las ataduras de la muerte (Hch 2,24)

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: "Tú eres mi bien."
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.

Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré, sus nombres en mis labios.

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya.

Ant. 3. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.

Cántico  Flp 2,6-11   Cristo, siervo de Dios, en su misterio pascual

Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre";
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame:

Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.

 

LECTURA BREVE Col 1,2b-6a


Os deseamos la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre. En nuestras oraciones damos siempre gracias por vosotros a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, desde que nos enteramos de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis a todos los santos. Os anima a esto la esperanza de lo que Dios os tiene reservado en los cielos, que ya conocisteis cuando llegó hasta vosotros por primera vez el Evangelio, la palabra, el mensaje de la verdad. Éste se sigue propagando y va dando fruto en el mundo entero, como ha ocurrido entre vosotros.
      

 

RESPONSORIO BREVE   
R. De la salida del sol hasta su ocaso, * Alabado sea el nombre del Señor.
De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
 
V. Su gloria sobre los cielos. * Alabado sea el nombre del Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. 
  

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Aleluya. 

Magníficat   Lc 1, 46-55
Alegría del alma en Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
 
     
Gloria al
 Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Aleluya.    

PRECES
Demos gracias al Señor; que ayuda y protege al pueblo que se ha escogido como heredad, y, recordando su amor para con nosotros, supliquémosle, diciendo:
Escúchanos, Señor, que confiamos en ti.
 

Padre lleno de amor, te pedimos por el papa 
N. y por nuestro obispo N.,
 
protégelos con tu fuerza y santifícalos con tu gracia.
 
Que los enfermos vean en sus dolores una participación de la pasión de tu Hijo,
 
para que así tengan también parte en su consuelo.
 
 Mira con piedad a los que no tienen techo donde cobijarse
 
y haz que encuentren pronto el hogar que desean.
 
 Dígnate dar y conservar los frutos de la tierra,
 
para que a nadie falte el pan de cada día.
 
 
(o bien:
 
 Guarda, Señor, de todo mal a nuestro país,
 
para que goce siempre de paz y prosperidad.)
 
 Ten, Señor, piedad de los difuntos
 
y ábreles la puerta de tu mansión eterna.
 
 
Movidos por el Espíritu Santo, dirijamos al Padre la oración que nos enseñó el Señor:
    

Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
 

 

ORACIÓN    
Dios todopoderoso, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra, escucha paternalmente la oraci
ón de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida se fundamenten en tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.




 

COMPLETAS

 

DESPUÉS DE LAS PRIMERAS VÍSPERAS DEL DOMINGO Y DE LAS SOLEMNIDADES
 

V. Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrerme.
 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


 

EXAMEN DE CONCIENCIA

En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho          

de pensamiento, palabra, obra y omisión.

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos

y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
 

V. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.
  

HIMNO
El sueño, hermano de la muerte,
a su descanso nos convida;
guárdanos tú, Señor, de suerte
que despertemos a la vida.

Tu amor nos guía y nos reprende
y por nosotros se desvela,
del enemigo nos defiende
y, mientras dormimos, nos vela.

Te ofrecemos, humildemente,
dolor, trabajo y alegría;
nuestra plegaria balbuciente:
"Gracias, Señor, por este día."

Recibe, Padre, la alabanza
del corazón que en ti conf
ía
y alimenta nuestra esperanza
de amanecer a tu gran Día.

Gloria a Dios Padre, que nos hizo,
gloria a Dios Hijo Salvador,
gloria al Espíritu divino:
tres Personas y un solo Dios. Amén.  
 
 

SALMODIA
Ant. 1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.

Salmo 4   Acción de gracias
El Señor hizo maravillas al resucitar a Jesucristo de entre los muertos (S. Agustín)

Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.

Y vosotros, hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y  buscaréis el engaño?
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.

Temblad y no pequéis,
reflexionad en el silencio de vuestro lecho;
ofreced sacrificios legítimos
y confiad en el Señor.

Hay muchos que dicen: "Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?"

Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino.

En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Ten piedad, de mí, Señor, y escucha mi oración.


Ant. 2. Durante la noche, bendecid al Señor.

Salmo 133   Oración vespertina en el templo
Alabad al Señor, sus siervos todos, los que le teméis, pequeños y grandes (Ap 19,5)

Y ahora bendecid al Señor,
los siervos del Señor,
los que pasáis la noche
en la casa del Señor.

Levantad las manos hacia el santuario
y bendecid al Señor.

El Señor te bendiga desde Sión,
el que hizo cielo y tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Durante la noche, bendecid al Señor.

 

LECTURA BREVE   Dt 6, 4-7
Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas la fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.
 

RESPONSORIO BREVE
R. A tus manos, Señor, * Encomiendo mi espíritu.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás. * Encomiendo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.


Nunc dimittis    Lc 2, 29-32
Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.

 
 

ORACIÓN    
Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Después de las I Vísperas de las solemnidades que no coinciden en domingo:

Visita, Señor, esta habitación: aleja de ella las insidias del enemigo; que tus santos ángeles habiten en ella y nos guarden en paz, y que tu bendición permanezca siempre con nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

CONCLUSIÓN
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
R. Amén.


 

 

SANTA MARGARITA DE HUNGRÍA. Hija de Bela IV, rey de Hungría, nació en Turoc (Dalmacia) el año 1242. Sus padres hicieron voto de consagrarla a Dios si liberaba a su patria de los tártaros. Desde pequeña se educó en las dominicas, en el monasterio de Santa María, fundado por su padre junto a Buda, en el que hizo la profesión religiosa en 1254. Es una de las grandes místicas medievales de Hungría. En la vida conventual, realizaba las tareas más humildes, con gran espíritu de pobreza y mortificación. No tenía una gran cultura, pero desde niña se hacía leer las Escrituras y se confiaba a la guía espiritual de su confesor, el dominico P. Marcelo, que fue Provincial de Hungría. Rezaba siempre las mismas oraciones y tenía una particular devoción a la Pasión de Cristo y a la Eucaristía. Llegó a un alto grado de contemplación, acompañada de visiones y otros dones de Dios. Murió el 18 de enero de 1270 en su convento.

  

SAN JAIME HILARIO BARBAL COSÁN (en el siglo, Manuel). Nació en Enviny (Lérida, España) en 1898. Creció en un ambiente cristiano, de vida campesina, en un pueblo de alta montaña. Ingresó en el seminario de la Seu d'Urgell y, por causa de su sordera, que no le permitió dedicarse a la enseñanza y fue una de sus cruces, tuvo que dejar los estudios eclesiásticos. Ingresó luego en los Hermanos de las Escuelas Cristianas y pronto inició su tarea de educador y catequista. Tuvo diversos destinos en España y Francia, y en 1934 fue trasladado a la casa San José de Cambrils, Tarragona, ocupándose en trabajos de la huerta. La guerra civil española lo sorprendió en Mollerussa, donde lo apresaron. Estuvo en varias cárceles y en el juicio sumario a que lo sometieron en Tarragona no permitió él que su condición de religioso fuera disimulada. El tribunal popular lo condenó, y fue fusilado el 18 de enero de 1937 junto al cementerio de Tarragona. Sus últimas palabras fueron: «¡Morir por Cristo es vivir, muchachos!». Canonizado en 1999.




 

 

Llamada de San Mateo (Caravaggio)

 

 




       

 

   ayer

VIERNES 17 DE ENERO DE 2025

LITURGIA DE LAS HORAS CORRESPONDIENTE AL VIERNES SEMANA I DEL SALTERIO

LAUDES

HORAS INTERMEDIAS

VÍSPERAS

COMPLETAS

LA IMAGEN DEL DÍA

 LECTIO DIVINA correspondiente al Viernes de la 1ª semana del Tiempo ordinario o 17 de enero,

San Antonio abad

        Antonio nació el año 252 en Qeman, en el Medio Egipto, hijo de hacendados cristianos acomodados. Hacia los veinte años escuchó la proclamación del Evangelio: <<Si quieres ser perfecto...>>. Fulminado por la invitación de Jesús, vendió los fértiles terrenos que recibió en herencia tras la muerte de sus padres y emprendió la vida ascética, primero, junto a su pueblo y, después, encerrándose en una necrópolis durante casi trece años. Tras diversos ataques demoníacos, se comprometió todavía más en la lucha ascética y se estableció en un fortín abandonado, donde se quedó durante otros veinte años.

    El año 306 dejó su retiro y aceptó tener discípulos. Para huir de la notoriedad, se retiró a la "montaña interior" (el monte Kolzum). Murió el 17 de enero del año 356, a los ciento cinco años muchos de los cuales transcurrieron enseñando a los solitarios, curando a los enfermos, refutando a los herejes con un ministerio carismático y autorizado que le ha convertido para siempre en el padre de los monjes.- Oración: Señor y Dios nuestro, que llamaste al desierto a san Antonio, abad, para que te sirviera con una vida santa, concédenos, por su intercesión, que sepamos negarnos a nosotros mismos para amarte a ti siempre sobre todas las cosas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

 

LECTIO

Primera lectura: Hebreos 4,1-5.11

Hermanos:

1 Temamos, pues, no sea que, estando aún en vigor la promesa de entrar en su descanso, alguno de vosotros quede sin entrar.

2 Porque también nosotros hemos recibido la Buena Nueva como ellos, sólo que a ellos el mensaje no les sirvió de nada, porque no estaban unidos mediante la fe a aquellos que lo escucharon.

3 Pero nosotros, si tenemos fe, podemos entrar en este descanso del que ha dicho: Por eso juré airado: !No entrarán en mi descanso! En realidad, sus trabajos terminaron cuando dio fin a la creación del mundo,

4 porque en cierto pasaje se dice acerca del día séptimo: Y Dios descansó de toda su obra el día séptimo.

5 Pero volvamos a nuestro pasaje: No entrarán en mi descanso.

11 Apresurémonos, por tanto, a entrar en este descanso, para que nadie caiga en aquella misma desobediencia.

 

        *+• La Palabra nos exhorta hoy a vivir con santo temor el tiempo presente, tendidos hacia el futuro que Dios nos ofrece: la comunión con él, su "descanso" (v. 1).

        Esta promesa hecha a Israel es, no obstante, válida para los creyentes en Cristo, pero la "Buena Nueva" anunciada por Dios debe ser acogida con fe. El antiguo pueblo de la alianza se cerró el descanso del Señor precisamente por la incredulidad. Este riesgo amenaza también al nuevo pueblo de Dios: adherirse a Cristo no significa, efectivamente, asumir un conjunto de nociones teóricas, ni estipular de una vez para siempre un contrato ventajoso...

        Es, más bien, una opción dinámica que requiere un compromiso perseverante, tanto en el ámbito personal, dado que la fe en la Palabra ha de ser constantemente innovada y llevada a la vida (v. 3), como en el ámbito eclesial, puesto que es en la comunidad de los creyentes donde ha de ser transmitida la Palabra. Ésta ha de ser acogida, además, obedeciendo con fe a cuantos la comunican (v. 2b).

        Entonces podrá caminar el nuevo pueblo de Dios en la unidad, hacia la meta indicada por el Señor. Todos los que deseen entrar en su descanso, deberán vigilar constantemente para dar, con solicitud, los pasos que conducen a este descanso (v. 11).

 

Salmo 77.

R. ¡No olvidéis las acciones de Dios! 

Lo que oímos y aprendimos,

lo que nuestros padres nos contaron,

lo contaremos a la futura generación:

las alabanzas del Señor, su poder.

 

Pero dio orden a las altas nubes,

abrió las compuertas del cielo:

hizo llover sobre ellos maná,

les dio pan del cielo.

 

El hombre comió pan de ángeles,

les mandó provisiones hasta la hartura.

Los hizo entrar por las santas fronteras,

hasta el monte que su diestra había adquirido.

 

 

 

Evangelio: Marcos 2,1-12

1 Después de algunos días entró de nuevo en Cafarnaún y se corrió la voz de que estaba en casa.

2 Acudieron tantos que no cabían ni delante de la puerta. Jesús se puso a anunciarles el Mensaje.

3 Le llevaron entonces un paralítico entre cuatro,

4 Pero, como no podían llegar hasta él a causa del gentío, levantaron la techumbre por encima de donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla en la que yacía el paralítico.

5 Jesús, viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: - Hijo, tus pecados te son perdonados.

6 Unos maestros de la Ley que estaban allí sentados comenzaron a pensar para sus adentros:

7 - Cómo habla éste así? !Blasfema! Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?

8 Jesús, percatándose en seguida de lo que estaban pensando, les dijo:

- Por qué pensáis eso en vuestro interior?

9 Qué es más fácil? Decir al paralítico: "Tus pecados te son perdonados", o decirle: "Levántate, carga con tu camilla y vete"?

10 Pues vais a ver que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder para perdonar los pecados. Entonces se volvió hacia el paralítico y le dijo:

11 - Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.

12 El paralítico se puso en pie, cargó en seguida con la camilla y salió a la vista de todos, de modo que todos se quedaron maravillados y daban gloria a Dios diciendo: - Nunca hemos visto cosa igual.

 

 

        *"• Con el fragmento evangélico de hoy comienzan una serie de controversias sobre la Ley (2,1-3,6). Éstas conducen a Jesús, desde el principio de su actividad, al choque con el poder religioso y civil. En el presente fragmento aparece la narración de un milagro. El punto focal se encuentra en el v. 10, en donde se declara el núcleo de la controversia y, junto con él, el objetivo del milagro: "Pues vais a ver que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder para perdonar los pecados". El milagro mismo no es más que la demostración de este poder de reconciliación con Dios que reivindica Jesús. La atención se traslada de un mal físico a un mal más profundo, el pecado, que mantiene al hombre "paralizado" en sí mismo y en unas formas rígidas, incapaz de "caminar" y de avanzar según el plan de Dios.

        El significado quebrantador de tal afirmación es captado de inmediato por los maestros de la Ley; sin embargo, éstos no están dispuestos a aceptar la "blasfemia" que supone que este hombre pueda perdonar los pecados, porque "quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?" (v. 7). Pero Jesús responde aumentando la dosis sin equívocos: "Pues vais a ver que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder para perdonar los pecados. Entonces se volvió hacia el paralítico y le dijo: "Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa"" (w. 10-11). El milagro es, por consiguiente, signo de su poder de reconciliación con Dios, y eso implica la superación de la ley que separa al hombre de Dios. Este poder, reservado sólo a Dios, se le entrega ahora al hombre en el Hijo del hombre, Jesús. Ésa es la blasfemia del Evangelio que será motivo de la condena de Jesús. Quien acoge, es decir, quien tiene fe en esta "blasfemia", puede levantarse, como el paralítico, y ponerse a caminar. La muchedumbre que ha estado presente, y que ha entrevisto algo del misterio de Jesús, expresa su propia admiración y prorrumpe en una exclamación que es una profundísima entrada en la fe: "Nunca hemos visto cosa igual" (v. 12).

 

MEDITATIO

        "Si quieres ser perfecto, ve a vender todo lo que tienes y dáselo a los pobres" (Mt 19,21). Antonio escuchó estas palabras como pronunciadas por el Señor. Su generosa respuesta procuró vigor en la Iglesia a la maravillosa realidad del movimiento monástico. No podemos, pues, volver a escuchar sin conmovernos las lecturas que nos propone hoy la liturgia. Éstas contienen claramente el itinerario que debemos recorrer si queremos agradar a Dios. Lo esencial, por consiguiente, consiste precisamente en el radicalismo de este deseo. Antonio se dejó conducir dócilmente por el Espíritu... Su vigor aumentó a lo largo del camino. La primera respuesta que le liberó de los bienes terrenos le abrió el camino a un compromiso evangélico cada vez, más enérgico, que le permitió caminar humildemente con su Dios, lejos de las miradas de los hombres.

    Sólo después de la gran lucha contra las pasiones, Antonio estuvo en condiciones de servir verdaderamente a los otros, convirtiéndose en amigo, hermano y padre de todos. Con una gran audacia, su itinerario pasó de la victoria sobre la tentación a la enseñanza y al cuidado de los hermanos, "inventando" -por así decirlo- un nuevo modelo de vida cristiana, que le convirtió en un maravilloso ejemplo de libertad, de ascesis viril, de fidelidad a la Palabra, de amor a Cristo y al prójimo. No en balde, la tradición ha reconocido siempre en él no sólo al padre de los monjes, sino, sobre todo, al "modelo" del cristiano.

 

ORATIO

        Ruego por vosotros, noche y día, a mi Dios que os conceda los mismos dones que me ha concedido a mí por su gracia, no porque yo fuera digno de ellos [...]: el gran Espíritu de fuego que yo mismo he recibido. !Recibidlo, pues, también vosotros!

    Y si queréis obtener que more en vosotros, presentad antes las fatigas del cuerpo y la humildad del corazón, elevando noche y día vuestros pensamientos al cielo.

    Pedid con corazón sincero este Espíritu de fuego, y os será dado [...]; cuando lo hayáis recibido, os revelará todos los misterios más altos [...]. Os ruego que abandonéis vuestra voluntad carnal y mantengáis la serenidad en cada cosa, a fin de que, con el apoyo del Espíritu Santo, moren en vosotros las potencias celestes y os ayuden a cumplir la voluntad de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, a quien sea la alabanza eterna por los siglos de los siglos. Amén (Antonio Abad, Carta 8,1.3, passim).

 

 

CONTEMPLATIO

        Les aconsejaba, sobre todo, recordar siempre estas palabras del apóstol: "Que el sol no se ponga sobre tu ira" (Ef 4,26), y considerar estas palabras como dichas de todos los mandamientos: el sol no debe ponerse no sólo sobre la ira, sino sobre ningún otro pecado. Es enteramente necesario que el sol no condene por ningún pecado de día, ni la luna por ninguna falta o incluso pensamiento nocturno. Para asegurarnos de esto, es bueno escuchar y guardar lo que dice el apóstol: "Júzguense y pruébense ustedes mismos" (2 Cor 13,5). Por eso, cada uno debe hacer diariamente un examen de lo que ha hecho de día y de noche; si ha pecado, deje de pecar; si no ha pecado, no se jacte por ello. Persevere más bien en la practica de lo bueno y no deje de estar en guardia.

    No juzgue a su prójimo ni se declare justo él mismo, como dice el santo apóstol Pablo, "hasta que venga el Señor y saque a luz lo que está escondido" (1 Cor 4,5; Rom 2,16). A menudo no tenemos conciencia de lo que hacemos; nosotros no lo sabemos, pero el Señor conoce todo. Por eso, dejémosle el juicio a él, compadezcámonos mutuamente y "llevemos los unos las cargas de los otros" (Gal 6,2). Juzguémonos a nosotros mismos y, si vemos que hemos disminuido, esforcémonos con toda seriedad para reparar nuestra deficiencia (Atanasio, Vita Antonii, 55).

 

ACTIO

        Durante la jornada de hoy, repite y medita con frecuencia estas palabras de san Antonio: "Comenzando de nuevo cada día, aumentemos nuestro celo" (Atanasio, Vita Antonii, 16).

 

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

        El acontecimiento que supuso Antonio en la historia de la Iglesia tiene una función -casi de matriz- análoga al ciclo de Abrahán en la historia del pueblo judío. Aunque vivida por uno solo, a título de ejemplo, simboliza a la humanidad en camino hacia Dios, una humanidad cuya vanguardia puede decirse que está compuesta por los monjes.

    En la vida de Antonio podemos divisar la actitud apasionada hacia la persona de Jesús. Antonio nos recuerda que el Reino de Dios está dentro de nosotros, es el tesoro escondido en el campo de nuestro corazón. Lo ha encontrado un hombre? Se va de allí, ebrio de alegría, y vende todo lo que posee. La búsqueda de lo absoluto impulsa al monje al desierto y se esconde en él periódicamente para encontrar ahí recursos: es aquí donde se forma como en un crisol el hombre interior. El desierto, a pesar de esto, no es más que un lugar de paso, y, a menudo, el espíritu que conduce a los monjes a él los lleva de nuevo -transfigurados- a la ciudad de los hombres: revestidos de su poder, se hacen humildes servidores de sus hermanos. Se trata de una dialéctica fecunda, cuyo prototipo nos presenta la vida de Antonio, movimiento de sístole y de diástole que constituye el latido mismo del corazón humano.

    No se trata de imitar materialmente esta vida, sino de dejarse penetrar por la luz que emana de ella (E. Bianchi, en N. Devilles, Antonio !I Grande, Milán 1973, pp. 1 lss).


 

 

LAUDES

V. Señor, ábreme los labios.
R.
 Y mi boca proclamará tu alabanza.
 

INVITATORIO
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
"No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.""

Ant. 
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.


HIMNO
Así: te necesito
de carne y hueso.
Te atisba el alma en el ciclón de estrellas,
tumulto y sinfonía de los cielos;
y, a zaga del arcano de la vida,
perfora el caos y sojuzga el tiempo,
y da contigo, Padre de las causas,
Motor primero.

Mas el frío conturba en los abismos,
y en los días de Dios amaga el vértigo.
!Y un fuego vivo necesita el alma
y un asidero!

Hombre quisiste hacerme, no desnuda
inmaterialidad de pensamiento.
Soy una encarnación diminutiva;
el arte, resplandor que toma cuerpo:
la palabra es la carne de la idea:
!encarnación es todo el universo!
!Y el que puso esta ley en nuestra nada
hizo carne su verbo!
Así: tangible, humano,
fraterno.

Ungir tus pies, que buscan mi camino,
sentir tus manos en mis ojos ciegos,
hundirme, como Juan, en tu regazo,
Judas sin traición darte mi beso.

Carne soy, y de carne te quiero.
!Caridad que viniste a mi indigencia,
qué bien sabes hablar en mi dialecto!
Así, sufriente, corporal, amigo,
!cómo te entiendo!
!Dulce locura de misericordia:
los dos de carne y hueso!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Amén.

 

SALMODIA
Ant. 1. Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.

Salmo 50  Misericordia, Dios mío
Renovaos en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana (Ef 4, 23-24)


Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.

 
En la sentencia tendrás r
azón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací;
pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.


Ant. 2. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.

Cántico   Is 45, 15-25  Que los pueblos todos se conviertan al Señor
Al nombre de Jesús toda rodilla se doble (Flp 2, 10)

Es verdad: tú eres un Dios escondido,
el Dios de Israel, el Salvador.
Se avergüenzan y se sonrojan todos por igual,
se van avergonzados los fabricantes de ídolos;
mientras el Señor salva a Israel
con una salvación perpetua,
para que no se avergüencen ni se sonrojen nunca jamás.

Así dice el Señor, creador del cielo
él es Dios,
él modeló la tierra,
la fabricó y la afianzó;
no la creó vacía,
sino que la formó habitable:
"Yo soy el Señor, y no hay otro."

No te hablé a escondidas,
en un país tenebroso,
no dije a la estirpe de Jacob:
"Buscadme en el vacío."

Yo soy el Señor que pronuncia sentencia
y declara lo que es justo.
Reuníos, venid, acercaos juntos,
supervivientes de las naciones.
No discurren los que llevan su ídolo de madera
y rezan a un dios que no puede salvar.

Declarad, aducid pruebas,
que deliberen juntos:
Quién anunció esto desde antiguo,
quién lo predijo desde entonces?
No fui yo, el Señor?
No hay otro Dios fuera de mí.

Yo soy un Dios justo y salvador,
y no hay ninguno más.

Volveos hacia mí para salvaros,
confines de la tierra,
pues yo soy Dios, y no hay otro.

Yo juro por mi nombre,
de mi boca sale una sentencia,
una palabra irrevocable:
"Ante mí se doblará toda rodilla,
por mí jurará toda lengua";
dirán: "Sólo el Señor
tiene la justicia y el poder."

A él vendrán avergonzados
los que se enardecían contra él;
con el Señor triunfará y se gloriará
la estirpe de Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.


Ant. 3. Entrad con vítores en la presencia del Señor.

Salmo 99   Alegría de los que entran en el templo
El Señor manda que los redimidos entonen un himno de victoria (S. Atanasio)


Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:

" El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades."


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
 
Ant. Entrad con vítores en la presencia del Señor.

 

LECTURA BREVE Ef 4,29-32
Malas palabras no salgan de vuestra boca; lo que digáis sea bueno, constructivo y oportuno, así hará bien a los que lo oyen. 
No pongáis triste al Espíritu Santo de Dios con que él os ha marcado para el día de la liberación final. Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo.

 

RESPONSORIO BREVE
R. En la mañana * Hazme escuchar tu gracia.
En la mañana hazme escuchar tu gracia.


V. Indícame el camino que he de seguir. * Hazme escuchar tu gracia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
En la mañana hazme escuchar tu gracia.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

Benedictus Lc 1, 68-79

El Mesías y su Precursor

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño,te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Ant.
 Ilumina, Señor, a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.        

PRECES
Adoremos a Cristo, que salvó al mundo con su cruz, y supliquémosle, diciendo:
Concédenos,  Señor, tu misericordia.
        
Oh Cristo, que con tu claridad eres nuestro sol y nuestro día,
haz que, desde el amanecer, desaparezca de nosotros todo sentimiento malo.

Vela, Señor, sobre nuestros pensamientos, palabras y obras,
a fin de que nuestro día sea agradable ante tus ojos.

Aparta de nuestros pecados tu vista
y borra en nosotros toda culpa.

Por tu cruz y tu resurrección,
llénanos del gozo del Espíritu Santo.
 

Ya que somos hijos de Dios, oremos a nuestro Padre como Cristo nos enseñó: 
 

Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.


Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
 

 

ORACIÓN

Oh Dios, que has iluminado las tinieblas de nuestra ignorancia con la luz de tu Palabra: acrecienta en nosotros la fe que tú mismo nos has dado; que ninguna tentación pueda nunca destruir el ardor de la fe y de la caridad que tu gracia ha encendido en nuestro espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo.
     

CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.


 

 

HORA INTERMEDIA

 

TERCIA, SEXTA, NONA

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. 
Amén. Aleluya.
 

HIMNO


Ando por mi camino, pasajero,
y a veces creo que voy sin compañía,
hasta que siento el paso que me guía,
al compás de mi andar, de otro viajero.

No lo veo, pero está. Si voy ligero,
él apresura el paso; se diría
que quiere ir a mi lado todo el día,
invisible y seguro el compañero.

Al llegar a terreno solitario,
él me presta valor para que siga,
y, si descanso, junto a mí reposa.

Y, cuando hay que subir monte (Calvario
lo llama él), siento en su mano amiga,
que me ayuda, una llaga dolorosa.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos. Amén.

SALMODIA
Ant. 1. Correré por el camino de tus mandatos cuando me ensanches el corazón.

Salmo 11825-32  IV, (Daleth)

Mi alma está pegada al polvo:
reanímame con tus palabras;
te expliqué mi camino, y me escuchaste:
enséñame tus leyes;
instrúyeme en el camino de tus decretos,
y meditaré tus maravillas.

Mi alma llora de tristeza,
consuélame con tus promesas;
apártame del camino falso,
y dame la gracia de tu voluntad;
escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos.

Me apegué a tus preceptos,
Señor, no me defraudes;
correré por el camino de tus mandatos
cuando me ensanches el corazón.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Correré por el camino de tus mandatos cuando me ensanches el corazón.

Ant. 2. Confiando en el Señor, no me he desviado.

Salmo 25   Oración confiada del inocente
Dios nos eligió en la persona de Cristo para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor (Ef 1,4)


Hazme justicia, Señor, que camino en la inocencia;
confiando en el Señor, no me he desviado.

Escrútame, Señor, ponme a prueba,
sondea mis entrañas y mi corazón,
porque tengo ante los ojos tu bondad,
y camino en tu verdad.

No me siento con gente falsa,
no me junto con mentirosos;
detesto las bandas de malhechores,
no tomo asiento con los impíos.

Lavo en la inocencia mis manos,
y rodeo tu altar, Señor,
proclamando tu alabanza,
enumerando tus maravillas.

Señor, yo amo la belleza de tu casa,
el lugar donde reside tu gloria.

No arrebates mi alma con los pecadores,

ni mi vida con los sanguinarios,
que en su izquierda llevan infamias,
y su derecha está llena de sobornos.

Yo, en cambio, camino en la integridad;
sálvame, ten misericordia de mí.
Mi pie se mantiene en el camino llano;
en la asamblea bendeciré al Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Confiando en el Señor, no me he desviado.


Ant. 3. En el Señor confía mi corazón, él me socorrió.

Salmo 27, 1-3.6-9   Súplica y acción de gracias
Padre, te doy gracias porque me has escuchado (Jn 11,41)


A ti, Señor, te invoco;
Roca mía, no seas sordo a mi voz;
que, si no me escuchas, seré igual
que los que bajan a la fosa.

Escucha mi voz sup1icante
cuando te pido auxilio,
cuando alzo las manos
hacia tu santuario.

No me arrebates con los malvados
ni con los malhechores,
que hablan de paz con el prójimo,
pero llevan la maldad en el corazón.

Bendito el Señor, que escuchó
mi voz suplicante;
el Señor es mi fuerza y mi escudo:
en él confía mi corazón;
me socorrió, y mi corazón se alegra
y le canta agradecido.

El Señor es fuerza para su pueblo,
apoyo y salvación para su Ungido.
Salva a tu pueblo y bendice tu heredad,
sé su pastor y llévalos siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. En el Señor confía mi corazón, él me socorrió.

        
TERCIA

LECTURA BREVE Flp 2, 2b-4
Manteneos unánimes y concordes, con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás.

V. Las sendas del Señor son misericordia y lealtad.
R. Para los que guardan su alianza y sus mandatos.

ORACIÓN

Señor Jesucristo, que a la hora de tercia fuiste llevado al suplicio de la cruz por la salvación del mundo, ayúdanos a llorar los pecados de la vida pasada y a evitar las faltas en lo porvenir. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.


SEXTA
LECTURA BREVE 2Co 13,4
Es verdad que Cristo fue crucificado por su debilidad, pero vive ahora por la fuerza de Dios. Nosotros compartimos su debilidad, pero por la fuerza de Dios compartiremos su vida para vuestro bien.

V. Mi alma está pegada al polvo.
R. Reanímame, Señor, con tus palabras.

ORACIÓN

Señor Jesucristo, que a la hora de sexta subiste a la cruz por nuestra salvación, mientras las tinieblas envolvían al mundo, concédenos que tu luz nos ilumine siempre, para que; guiados por ella, podamos alcanzar la vida eterna. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

        
NONA
 

LECTURA BREVE Col 3, 12-13
Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión. 
Sobrellevaos mutuamente y  perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.        

V. El Señor es compasivo y misericordioso.
R. Lento a la ira y rico en clemencia.

ORACIÓN

Señor Jesucristo, que, colgado en la cruz, diste al ladrón arrepentido el reino eterno, míranos a nosotros, que, como él, confesamos nuestras culpas, y concédenos poder entrar también, como él, después de la muerte, en el paraíso. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.


 

 

VÍSPERAS

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
 
R. Señor, date prisa en socorrerme.
 
 
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
 Como era en el principio, ahora y siempre,
 por los siglos de los siglos. 
Amén. Aleluya.   

 

SALMODIA
 

HIMNO
En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero, al verte, mis ojos van y vienen
de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.

Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?

Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y solo estás?
Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?

Ahora ya no me acuerdo de nada,
huyeron de mí todas mis dolencias.
El ímpetu del ruego que traía
se me ahoga en la boca pedigüeña.

Y sólo pido no pedirte nada,
estar aquí, junto a tu imagen muerta,
ir aprendiendo que el dolor es sólo
la llave santa de tu santa puerta. Amén.

 


SALMODIA
Ant. 1. Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.

Salmo 40  Oración de un enfermo
Uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo (Mc 14, 18)

Dichoso el que cuida del pobre y desvalido;
en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.

El Señor lo guarda y lo conserva en vida,
para que sea dichoso en la tierra,
y no lo entrega a la saña de sus enemigos.

El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,
calmará los dolores de su enfermedad.

Yo dije: "Señor, ten misericordia,
sáname, porque he pecado contra ti."

Mis enemigos me desean lo peor:
"A ver si se muere, y se acaba su apellido."

El que viene a verme habla con fingimiento,
disimula su mala intención,
y, cuando sale afuera, la dice.

Mis adversarios se reúnen a murmurar contra mí,
hacen cálculos siniestros:
"Padece un mal sin remedio,
se acostó para no levantarse."

Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba,
que compartía mi pan,
es el primero en traicionarme.

Pero tú, Señor, apiádate de mí,
haz que pueda levantarme,
para que yo les dé su merecido.

En esto conozco que me amas:
en que mi enemigo no triunfa de mí.

A mí, en cambio, me conservas la salud,
me mantienes siempre en tu presencia.

Bendito el Señor, Dios de Israel,
ahora y por siempre. Amén, amén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.


Ant. 2. El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Salmo 45   Dios, refugio y fortaleza de su pueblo
Le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros" (Mt 1, 23)


Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.

Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar.

Que hiervan y bramen sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.

Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora.

Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno, y se tambalea la tierra.

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:

Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.

"Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos, más alto que la tierra."

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.


Ant. 3. Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.

Cántico    Ap 15,3-4   Himno de adoración

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
!oh Rey de los siglos!

Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo, eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.


LECTURA BREVE Rm 15, 1-3
Nosotros, los robustos, debemos cargar con los achaques de los endebles y no buscar lo que nos agrada. 
Procuremos cada uno dar satisfacción al prójimo en lo bueno, mirando a lo constructivo. Tampoco Cristo buscó su propia satisfacción; al contrario, como dice la Escritura: "Las afrentas con que te afrentaban cayeron sobre mí."

RESPONSORIO BREVE
R. Cristo nos amó y nos ha librado * Por su sangre.
Cristo nos amó y nos ha librado por su sangre.

V. Nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios.* Por su sangre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Cristo nos amó y nos ha librado por su sangre.

CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El Señor nos auxilia a nosotros, sus siervos, acordándose de su misericordia. 
 

Magníficat   Lc 1, 46-55
Alegría del alma en Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
 
     
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

 Ant. El Señor nos auxilia a nosotros, sus siervos, acordándose de su misericordia. 
 

PRECES
Bendigamos a Dios, que mira propicio los deseos de los necesitados y a los hambrientos los colma de bienes; digámosle confiados:
Muéstranos, Señor, tu misericordia.

Señor, Padre lleno de amor, te pedimos por todos los miembros de la Iglesia que sufren:
acuérdate que, por ellos, Cristo, cabeza de la Iglesia, ofreció en la cruz el verdadero sacrificio vespertino.

Libra a los encarcelados, ilumina a los que viven en tinieblas, sé la ayuda de las viudas y de los huérfanos,
y haz que todos nos preocupemos de los que sufren.

Concede a tus hijos la fuerza necesaria
para resistir las tentaciones del Maligno.

Acude en nuestro auxilio, Señor, cuando llegue la hora de nuestra muerte:
que seamos fieles hasta el fin y dejemos este mundo en tu paz.

Conduce a los difuntos a la luz donde tú habitas,
para que puedan contemplarte eternamente.
 

Fieles a la recomendación del Salvador, nos atrevemos a decir:


Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
 

 

ORACIÓN
Te pedimos, Señor, que los que hemos sido aleccionados con los ejemplos de la pasión de tu Hijo estemos siempre dispuestos a cargar con su yugo, llevadero y con su carga ligera. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.


 

 

COMPLETAS

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrerme.
 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


 

EXAMEN DE CONCIENCIA

En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho          

de pensamiento, palabra, obra y omisión.

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos

y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
 

V. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.
 

HIMNO
Antes de cerrar los ojos,
los labios y el corazón,

al final de la jornada,
!buenas noches!, Padre Dios.

Gracias por todas las gracias
que nos ha dado tu amor;
si muchas son nuestras deudas,
infinito es tu perdón.
Mañana te serviremos,
en tu presencia, mejor.
A la sombra de tus alas,
Padre nuestro, abríganos.
Quédate junto a nosotros
y danos tu bendición.

Antes de cerrar los ojos,
los labios y el corazón,
al final de la jornada,
!buenas noches!, Padre Dios.

Gloria al Padre omnipotente,
gloria al Hijo Redentor,
gloria al Espíritu Santo:
tres Personas, sólo un Dios. Amén. 
 

 

SALMODIA
Ant. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia. 

Salmo 87   Oración de un hombre gravemente enfermo
Ésta es vuestra hora: la del poder de las tinieblas (Lc 22, 53)

Señor, Dios mío, de día te pido auxilio,
de noche grito en tu presencia;
 llegue hasta ti mi súplica,
inclina tu oído a mi clamor.

Porque mi alma está colmada de desdichas,
y mi vida está al borde del abismo;
ya me cuentan con los que bajan a la fosa,
soy como un inválido.

Tengo mi cama entre los muertos,
como los caídos que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya no guardas memoria,
porque fueron arrancados de tu mano.

Me has colocado en lo hondo de la fosa,
en las tinieblas del fondo;
tu cólera pesa sobre mí,
me echas encima todas tus olas.

Has alejado de mí a mis conocidos,
me has hecho repugnante para ellos:
encerrado, no puedo salir,
y los ojos se me nublan de pesar.

Todo el día te estoy invocando,
tendiendo las manos hacia ti.
Harás tú maravillas por los muertos?
Se alzarán las sombras para darte gracias?

Se anuncia en el sepulcro tu misericordia,
o tu fidelidad en el reino de la muerte?
Se conocen tus maravillas en la tiniebla,
o tu justicia en el país del olvido?

Pero yo te pido auxilio,
por la mañana irá a tu encuentro mi s
úplica.
Por qué, Señor, me rechazas
y me escondes tu rostro?

Desde niño fui desgraciado y enfermo,
me doblo bajo el peso de tus terrores,
pasó sobre mí tu incendio,
tus espantos me han consumido:

me rodean como las aguas todo el día,
me envuelven todos a una;
alejaste de mí amigos y compañeros:
mi compañía son las tinieblas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
 

LECTURA BREVE   Jr 14, 9
Tú estás en medio de nosotros, Señor; tu nombre ha sido invocado sobre nosotros: no nos abandones, Señor, Dios nuestro.

 

RESPONSORIO BREVE
R. A tus manos, Señor, * Encomiendo mi espíritu.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás. * Encomiendo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.

 

Nunc dimittis    Lc 2, 29-32
Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.

 
ORACIÓN
Señor, Dios todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que reposó en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, le imitemos también resucitando a una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

CONCLUSIÓN
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
R. Amén

 

Antífonas finales a la Santísima Virgen María

I
Dios te salve. Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.

!Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!


 

 

Tentacion de s antonio (David TENIERS the Younger)